Bosques encantados, pitufos, gente llegada directamente de los años sesenta, representaciones del faro del Cabo Peñas, castillos medievales... Las carrozas que ayer pasaban por las calles de Luanco para despedir definitivamente las fiestas del Carmen fueron todo eso y más. Bajo un radiante sol, que alumbró el desfile con las últimas luces de la tarde, comenzó el pasacalles, jaleado por los espectadores desde las aceras. Había espacio para todos, desde los más pequeños vestidos con los trajes regionales típicos hasta los más atrevidos con atuendos imposibles, que se dieron un paseo a bordo de singulares carruajes. Y aquí y allá, niños jugando a escapar de los "cabezudos" que los perseguían enfundados en sus disfraces.

Hasta diez carrozas desfilaron, construidas por las distintas asociaciones o grupos de la comarca como Bañugues, Laviana y San Jorge de Heres. Algunas de las participantes fueron la asociación de vecinos "El Crucero", la de "El Picu" y el "Grupo Ocle", ambas de Bañugues, la asociación "Muyeres Enlaze" de Laviana, y la asociación de festejos de Antromero, entre otras muchas.

"Ya es el cuarto año que organizamos el desfile y cuesta mucho esfuerzo preparar todo esto. Nosotros tenemos miedo de que nuestra carroza no quepa por algunas de las calles más estrechas", señaló Eduardo Ovies, miembro de la asociación "Luanco, Recuperación de Tradiciones" que elaboró el carruaje "El bosque encantado". A Ovies la construcción le hacía pensar más bien en "El Señor de los Anillos", según bromeó. Junto a la dificultad de que no sobrepasaran el tamaño admitido por las calles, se sumó también el corte de algunas vías por obras, lo que obligó a alterar el recorrido.

Pero no sólo desfilaron carrozas por las calles de la capital del municipio gozoniego. Los asistentes también pudieron disfrutar de la charanga "El Felechu" y del "Grupo Danzas de Luanco". Y además, contaron con la presencia de jinetes que con sus caballos acompañaron a los participantes en el desfile.

"Me encanta, me parecen todas las carrozas preciosas y muy originales; no quiero ni pensar en el trabajo que cuesta organizar todo esto", destacó Juan López, un vecino de la localidad.

Pero no fueron solamente los habitantes de la zona los que disfrutaron del espectáculo. También había muchos turistas y curiosos que se acercaron a ver el pasacalles y despedir así las fiestas del Carmen, que también recuperaron otra cita tradicional, la competición del pato. "Es la primera vez que vengo a Luanco, pero de seguro no será la última", aseguró Luz Aguirre, turista malagueña que disfrutó del desfile y de la música festiva acompañada de sus hijos y su pareja.