Cada año más peñas se dan cita en el área de descanso situada junto al puente Les Vegues, en Granda. Donde ayer tuvo lugar la tercera edición de la "arrancadera", de las fiestas de Santa Ana, "una mezcla entre una romería tradicional y una merienda campestre" comentan algunos de los vecinos que se dieron cita en el festejo, en el que todos llevan su comida y bebida de casa para compartirlo con amigos y vecinos.

También hay actividades y juegos infantiles para que los más pequeños se lo pasen en grande. "Es una fiesta muy tranquila y muy propia" relata Cristina Oliveira, de la peña "Baones", una de las más de diez que forman parte ya de este festejo que va camino de convertirse en tradición. Confiesa que "tiene la intención de "quedarse aquí hasta que el cuerpo aguante" y que ve en la "arrancadera" "una fiesta con mucho futuro". Sobre los planes de futuro de su peña de cara a futuras ediciones de esta quedada colectiva asegura Oliveira que "para el año que viene volveremos más y mejor" aunque bromeando suelta que "igual hasta nos atravemos a traer a un DJ".

"No deja de ser una reunión popular de vecinos y allegados" comenta Félix Gómez, presidente vecinal y miembro de una de las peñas más antiguas de la "arrancadera", la peña "Santanin@s" quien define el encuentro como "una jira campestre al uso". "La idea nace con el objetivo de descentralizar un poco las fiestas de Granda y que no todos los actos se hagan en el prau de la Carbayera" explica Félix Gómez. En la primera edición de esta celebración eran "unas cuatro peñas" y solo un par de años después calculan que andarán "en torno a doce".

Fermín Aurino Lamuño es miembro de la peña "La Espuela", los precursores de esta celebración. Nacido en San Martín del Rey Aurelio, vive en Granda desde los cinco años y es uno de los miembros veteranos de la parroquia gijonesa. A su juicio, la "arrancadera" surge "por la iniciativa de los más jóvenes". Su peña, que es la que cuenta con más miembros de todas las que se reúnen, volvió a organizar una procesión con una botella de sidra gigante a modo de sarcófago, lo que los feligreses reivindican como un homenaje a la cultura asturiana.

Ya lo habían hecho el año anterior, la novedad en la edición de ayer que presentaba esta peña era un concurso de arroz con leche, entre miembros del grupo de vecinos aunque posteriormente iba a tener lugar una degustación para todo el público. La sede de esta peña es Casa Palacio, la residencia de uno de sus peñistas, Andrés Cosino. También hay peñas más emergentes, como "Folixeros". "Es el primer año que participamos como peña en la 'arrancadera', porque otros años sí que veníamos, pero sin camisetas ni grupo propio" precisa Raquel Canellada, una de las voces autorizadas de la misma. "Yo creo que esta fiesta se puede mantener perfectamente y luego vete a saber, igual acaba convirtiéndose en un nuevo Carmín" bromea Raquel. Saben cuándo comienza la cita, pero nadie se atreve a ponerle el final: "normalmente empieza a las seis de la tarde y se prolonga bastante, el año pasado aguantamos hasta las dos de la mañana", contaba Canellada. De su peña, dice que este año ha traído a más del doble de gente que el año anterior y, en general, también aprecia un aumento del número de personas que vienen. Resume la "arrancadera" como "una fiesta con encanto".

Las fiestas de Santa Ana de Granda comenzaron el martes con el pregón musicalizado del "gaiteru" Berto Varillas y finalizarán el lunes tras el concierto de la orquesta "Vivians", que pondrá el broche al tercer año en que la "arrancadera" se cuela en estas singulares fiestas de la parroquia de Granda. Un festejo para abrir boca y que ha llegado para quedarse muchos años.