Soledad Morente, más conocida como Soleá, es cantante y licenciada en Filología Hispánica. Siendo como es hija del cantautor Enrique Morente su primera colaboración musical fue muy precoz: en un disco de su padre, junto a su hermana, cuando tan solo tenía seis años. Tras la muerte de éste, Soleá pasa a formar parte del grupo "Los Evangelistas", cuyo objetivo es homenajear al cantaor. En 2013 hace su primera aparición como actriz en la obra de teatro "Yerma" de Miguel Narros y a finales del 2015 publica su primer disco "Tendrá que haber un camino", donde combina la música pop con la flamenca. Hoy, su música y su arte se mostrarán en la Semana Grande, con una actuación en la plaza Mayor, a las 21.00.

-¿Cuánta presión se siente por ser hija de quién es?

-No hay presión, hay responsabilidad y ganas de hacer las cosas muy bien. Mi padre y mi hermana Estrella son un ejemplo a seguir, ya que han creído en sí mismos y han puesto toda su fe en su sueño, que es hacer música. Mi padre era muy fiel a lo que sentía y eso a mí me anima a seguir.

-¿Qué tal le está yendo con su disco?

-Estoy feliz, disfrutándolo mucho. Me gusta juntarme con mis compañeros, hacer música y compartirla con la gente. Tengo mucha ilusión y ganas de tocar, que es lo que nos mueve a los músicos, ese momento de compartir el trabajo con el público nos motiva.

-Es la primera vez que viene a Gijón ¿cómo lo afronta, le da tiempo a quedarse unos días?

-Tengo mucha ilusión y me encantaría poder quedarme en Asturias, porque es una tierra que amo y que cada vez que la visito me produce una sensación maravillosa. Creo que tenemos mucha suerte en España de tenerla, pero no puedo quedarme porque termino en Gijón y voy a Mérida a seguir trabajando en la obra "Lisístrata", que está protagonizando mi hermana.

-¿Cómo lleva lo de actuar?

-Me encanta, me lo paso muy bien. Hay algo en el teatro que me apasiona y me hace encontrarme conmigo misma, definirme y conocer una parte de mí que no sabía que tenía. Cantar y actuar al fin y al cabo es lo mismo, pues tienes que creer en lo que estás haciendo y ser tú mismo. Es lo que tiene el arte que alberga muchas cosas.

-Su primera aparición musical fue en 1991, en el disco de su padre "Misa flamenca", ¿cómo fue ese momento para usted?

-Era chiquitita, creo que tenía seis años. Recuerdo que fui a escuchar a mi padre al estudio, porque siempre nos llevaba a la familia. Entonces dijo "bueno ahora van a hacer este coro mis niñas". La verdad fue la primera vez que me puse los cascos en un estudio, estaba impresionada y no paraba de mirar y seguir a mi hermana cantando. Es un recuerdo maravilloso, no lo olvidaré nunca.

- ¿Le costó mucho seguir cantando tras la muerte de su padre?

-No; hacer música es la mejor terapia que he descubierto y al revés, creo que me ha ayudado mucho para afrontar la vida y canalizar la energía y lo que siento.

-¿Tiene pensado seguir con el disco que estaba haciendo con su padre en solitario?

-Sí, por supuesto. Lo tengo ahí en mente y estoy en ello pero bueno ya empecé con "Tendrá que haber un camino" y con la gira. Me haría mucha ilusión retomarlo y sacarlo algún día a la luz, pero no me pongo fecha, ni día, ni hora.

-¿Canta pop flamenco porque es más difícil el flamenco?

-No me planteo que es más fácil o difícil sino lo que me apetece, siento y se me da bien hacer. Yo en mi casa he escuchado flamenco toda la vida, pero también tengo otras influencias.