Tortillas de patata, empanadas caseras, carnes al gusto y variedad de postres. Poco agua y mucha sidra en un radiante día de domingo. De todo ello disfrutaron algo más de medio millar de personas que se reunieron ayer en la Comida en la calle de Illas, que celebró su undécima edición en la pista deportiva cubierta de La Callezuela con mucho humor y buena compañía.

Los asistentes se mostraron encantados en todo momento de estar en el multitudinario ágape. "Es un día de fiesta para pasarlo bien todo el pueblo, reunido de un acto de hermanamiento", comentó Dolores Álvarez, vecina de La Callezuela y asidua a la reunión anual. Otra de las asistentes, Paula Sánchez, se mostró orgullosa de su concejo. "Venimos aquí todos los años y nos juntamos para pasar un rato agradable comiendo y bebiendo con los nuestros", explicó Sánchez.

Antes de la popular Comida en la calle, el día estuvo protagonizado por la misa que marca la entrada del verano en Illas, a la que asistieron los niños de Primera Comunión. Alrededor de las dos y media de la tarde, la gente fue ocupando las sillas que rodeaban las diez largas mesas colocadas en la pista deportiva. Uno de estos participantes no decía palabra, pero si hubiera hablado a buen seguro mostraría su alegría por la fiesta. Era Joel Díaz, uno de los vecinos de más corta edad en Illas. Toda su familia, los Gorro, estaban presentes en una día al que nunca fallan.

Entre los más de quinientos presentes que tenían marcado en rojo el 2 de julio en el calendario, la sidra corría especialmente en un grupo de amigos habituales a la cita. Ataviados con camisetas negras y un lema representando Illas, se juntaron más de una decena de personas para abrir la temporada estival en el concejo, de apenas mil habitantes. El alcalde de IU, Alberto Tirador, tampoco quiso perderse la cita de la gran acogida de la XI Comida illense. Ahora, los vecinos ya están pensando en la siguiente.