Fue el primer día de auténtico "verano", al menos desde que llegó el verano. Más allá de la cruda ola de calor que reventó los termómetros en junio, la entrada de la estación estival no había traído a tierras asturianas otra cosa que frío y lluvia. Pero ayer, el sol dedicó una sonrisa al país del agua, y los asturianos colonizaron playas, terrazas y piscinas. Y en sitios donde no hay costa ni piscina, siempre se puede buscar alternativa, como en Cangas del Narcea, donde la presa del Molín fue literalmente tomada por los críos. "Fue un día de verano perfecto, porque hacía sol pero también había algo de brisa, por lo que era muy agradable", explica Mario Arbesú, coordinador del servicio de salvamento en Llanes, donde está gestionado por Cruz Roja. Las playas llaniscas registraron una buena afluencia, como también las del resto de la costa oriental. En Rodiles, el servicio de salvamento prácticamente se estrenó este año: "Desde que nos habíamos incorporado, con la llegada del verano, no habíamos tenido un día como éste. Hemos estado cerca del lleno", sostiene el coordinador, Borja Madiedo.

Gijón no fue ajena a la emoción de poder disfrutar del verano tras días de lluvia. Las playas urbanas -desde San Lorenzo al Arbeyal pasando por Poniente- se dejaron querer por centenares de bañistas dominicales.