Juan Madrid, clásico vivo de la muy viva novela negra española, iba ayer del entusiasmo a la emoción. Han pasado treinta años desde su primera participación en aquella pionera "Semana negra" que llenó El Musel de detectives y crímenes de papel. Con secuelas aún del ictus que sufrió cuando acababa su espléndida última novela, "Perros que duermen", el creador de Toni Romano puso pie en los andenes de la estación ferroviaria gijonesa sin melancolía, con convencimiento: "Gracias a la salud de este festival, la novela negra es una realidad en la que conviven cuatro generaciones de escritores españoles y nos traducen a todos los idiomas".

Una manera, entre la síntesis y la elocuencia, de encender las velas de la tarta de la trigésima edición de un encuentro literario que es eso, por supuesto, pero que es también el progenitor de decenas de certámenes similares que tratan de emular los éxitos populares de la cita gijonesa. Han pasado tres décadas en las que se han puesto en marcha otras iniciativas exitosas, como Metrópoli, también en Gijón, pero es evidente que la "Semana" sigue siendo una de las insignias del verano asturiano. Lo dijo ayer Montserrat López, concejala gijonesa de Cultura, en la habitual recepción a los escritores: "No hay verano en Gijón sin 'Semana negra'".

Y eso que, tal y como señaló José Luis Paraja, director del comité organizador de la cita, no es uno de esos eventos acomodaticios, la solapa de las naderías culturales al uso o el altavoz del pienso ideológico habitual: "No es un festival cómodo porque somos independientes y no nos callamos; decimos las cosas altas y claras , y cuando la realidad no es buena hay que cambiarla".

Paraja hizo una sucinta crónica de los treinta años de un certamen que ha colocado a la novela negra, "en el lugar que se merece". "Se han roto los géneros (literarios) y la 'Semana' sigue siendo un encuentro único y singular después de treinta ediciones". Y más: "Apostamos por los consagrados y por los nuevos valores". El añorado Manuel Vázquez Montalbán decía en los ochenta, cuando entonces, que Juan Madrid era la mitad de la novela negra española. La otra mitad era el "padre" de Pepe Carvalho. En la lista de invitados de este año hay representantes de varias generaciones de autores, de Lorenzo Silva a Leandro Pérez, por dar sólo dos nombres.

La "Semana negra" ha sobrevivido a tres décadas de tensiones y polémicas por el respaldo popular. Paraja hizo una parada en este punto: "Los gijoneses y los asturianos la han apoyado siempre". Aunque su presupuesto ha caído de los 900.000 a los 500.000 euros, aproximadamente, desde 2011 hasta este año, los sucesivos gobiernos municipales gijoneses no han dejado de dar su respaldo: de los socialistas a los foristas, aunque fuera con el gesto torcido.

Los responsables del festival parece que han ganado un nuevo aliado donde menos -sospechamos- se lo esperaban. La primera teniente de alcalde de Oviedo, Ana Taboada, se sumó ayer a la recepción en las Consistoriales gijonesas y al corte de la cinta, a las nueve y media de la noche, en el antiguo astillero de Naval Gijón.

"Oviedo está ya en la Feria de Muestras y queremos que haya más cooperación entre las ciudades en temas como el turismo o la cultura; hay que abrir puertas", manifestó Taboada. Ésta se confesó como "semanera": "He venido desde siempre". Y relató que la colaboración de Oviedo con el festival empezó el año pasado, con la visita de Petros Márkaris a los clubes de lectura de la capital asturiana. Y continúa en esta trigésima edición con uno de los actos de homenaje al fallecido poeta ovetense Ángel González. El autor de "Palabra sobre palabra" fue el sostenedor durante años de multitudinarias veladas poéticas, una tradición que los responsables del certamen no quieren perder.

¿Cuando comienza la "Semana negra"? Hay quien dice que con la salida de la estación madrileña de Chamartín del llamado "tren negro", el convoy en el que viajan algunos de los escritores invitados. Hay quien asegura que con la llegada de ese Alvia a Gijón, cuya arribada volvió a animar ayer con su brillante desparpajo característico la charanga "Ventolín". Y hay quien sostiene que sólo con el corte de la cinta se puede decir que el festival comienza. En realidad, todos tienen razón.

Los organizadores, comandados por Paraja y Ángel de la Calle, hubieran querido quizás una trigésima edición menos austera, menos limitada por el fuerte ajuste presupuestario. Pero han confeccionado un programa con unas ciento cincuenta actividades y han invitado a ciento treinta escritores. El festival mantiene su oferta de diez días: carpas, exposiciones, conciertos, jornadas de fotoperiodismo... Y estarán algunos de los autores que participaron en aquella primera cita de 1988, como el citado Juan Madrid o Jorge Martínez Reverte. Este último, urdidor de las novelas de Gálvez, tendrá su homenaje.

El corte de la cinta tuvo por primera vez en treinta años representación institucional ovetense. La vicealcaldesa Taboada acompañó a los concejales gijoneses Montserrat López, Esteban Aparicio, Marina Pineda, Mario del Fueyo y Aurelio Martín (no asistió nadie del PP). Y estuvieron también el vicenconsejero de Cultura del Principado, Vicente Domínguez, y el senador Vicente Álvarez Areces.