Dos de las mayores joyas del oriente asturiano ya son oficialmente patrimonio histórico protegido: el traje de aldeana llanisca y el de porruano iniciaron el pasado jueves su andadura legal para ser declarados Bienes de Interés Cultural (BIC). LA NUEVA ESPAÑA asistió a la compleja ceremonia que supone vestirse con auténticas joyas culturales, manifestaciones únicas dentro del textil mundial.

Aunque se trata de atavíos que tienen un origen antiquísimo ligado al trabajo rural, los trajes experimentaron un primer impulso a finales del siglo XVIII, cuando por iniciativa del movimiento antiilustrado, las élites comenzaron a vestirse como las clases bajas campesinas. A ese campesinado, representante del pasado y de la estabilidad se le atribuyen valores positivos opuestos a la novedad del progreso industrial, según explicó la antropóloga Fe Santoveña, la máxima defensora de la protección al atuendo.

El segundo empuje se vivió durante el siglo XIX con el surgimiento de los bandos -agrupaciones festivas de afiliación emocional muy presentes en Llanes-, quienes promovieron su recuperación para ser vestidos durante las celebraciones parroquiales y las ofrendas al "ramu". Hoy en día, el uso de estos trajes se ha extendido a todo tipo de acontecimientos sociales y no entiende ni de edad ni de condición. También han llegado a traspasar la simbólica frontera del río Sella, dado que incluso las reinas de las fiestas de San Mateo de Oviedo o de San Pedro en La Felguera los visten. Y hasta ha alcanzado el ala contraria de la región, pues esta vestimenta llegó hace años a la villa de Navia.

En un antiguo caserón junto a la iglesia del pueblo de Naves, en Llanes, vive Gloria Galguera. Es artesana y dedica su tiempo al diseño y confección de indumentarias tradicionales. Ayer, tres parejas con trajes de porruano y de aldeana se juntaron en su taller para mostrar a LA NUEVA ESPAÑA las partes del traje y cómo es el proceso de vestido. Una transformación que suele durar más de una hora en el caso de las mujeres, y media hora en el caso de los hombres.

Una de esas "aldeanas" era la antropóloga Fe Santoveña, encargada de redactar el informe presentado ante el Pleno del Consejo de Patrimonio Cultural de Asturias para que su joya textil llegase a ser declarado BIC de carácter inmaterial. La propuesta, iniciada en el mes de febrero también fue avalada por la Agrupación Cultural de El Pericote, la Asociación Bando de La Magdalena, Asociación Bando de San Roque y la Asociación de Festejos Virgen de Guía, todas ellas de Llanes. Para Santoveña, vestirse de aldeana y de porruano es un sentimiento más allá de lo meramente estético, que es lo que la gente suele apreciar. Antaño, la tradición se vivía con gran pasión y devoción, y esa es la idea que se pretende inculcar en la juventud que continúa ligada a la conservación de unos valores esenciales. Y es que mientras antes el vestido determinaba valores como clase social, el estatus matrimonial, edad o la riqueza, ahora todo tipo de personas se suman a una costumbre muy arraigada en el oriente de Asturias.

Originalmente, el atuendo de aldeana estaba compuesto de "camisa y enagua de cáñamo o lino, justillo de tela pintada, refajo de bayeta, basquiña y jubón de sayal, sayalín o estameña, dengue de bayeta más fina, llamada miliquin, y pañuelo de hilo o algodón para la cabeza atada al moño; calzas o medias de lino o lana, corizas o zapato escotado, y un mandil de lienzo o percal pintado". Y el de porruano "por camisa de cáñamo o lino con un ribete por cuello y pechera plegada, calzoncillos de la mismatela, faja de lana azul, encarnada o negra, según el estado o edad del individuo, calzón corto, chaleco abierto y chaqueta". Todo una cultura condensada en un atuendo.