"Sin socorristas morirían muchas más personas". Así de contundente lo manifestaba ayer la joven de 13 años Iria Lei. Que se lo digan a ella, que precisamente ayer se entrenaba en San Lorenzo para mejorar su técnica de salvamento. Ella y una treintena de deportistas más, que se encuentran en la ciudad con motivo de la "Lifeguard Race Series". Una competición que concentra a jóvenes promesas del socorrismo de diferentes procedencias, como es el caso del Club de Salvamento Benavente, de León, al que pertenece Lei. Todos estos clubes -seis en total- se preparan estos días en la playa de San Lorenzo para el gran entrenamiento: la competición del sábado 19 de agosto.

Serán 80 los participantes que se lancen a remar contra las olas en esta carrera, pero, estos días, 35 de ellos se concentran, mañana y tarde, en San Lorenzo, para preparar esa gran cita, procedentes de Galicia, Castilla y León y Cantabria. Son deportistas becados por sus clubes; futuras promesas del socorrismo autonómico, nacional e internacional.

Carreras por la costa, brazadas por el mar y ejercicios de relevos se llevan todo el protagonismo en estos entrenamientos rutinarios que son un premio para los niños seleccionados, con los que pueden disfrutar de una especie de campus en el que el deporte se lleva el papel principal. "Hacer deporte es muy saludable", indica Yaiza García, de 14 años y de la escuela leonesa, que pone de manifiesto lo positivo de pasar el verano sumergida en el agua. Una opinión que se acerca mucho a la de su compañera de club Cecilia Vecino, también de 14 años, y quien reconoce que practicar salvamento se convierte en "una actividad muy completa que se puede hacer tanto en piscinas como en playas". Y eso hacen.

El salvamento de bañistas es un tema de enjundia para estos jóvenes que, día a día, entrenamiento a entrenamiento, se consolidan como las futuras promesas del rescate. "Me encantaría ser socorrista", asegura Guillermo Cano, del club Playa Dorada de Noja, que a sus 13 años tiene muy claro que salvar personas se va a convertir en uno de sus objetivos. Unas metas que, para algunos, se visulbran claras. "Si veo a alguien ahogarse, no dudaría en ayudarle", cuenta Nikita Postu, de 13 años.

Aquellos que no disfrutan del mar en sus ciudades, concentran sus esfuerzos en ejercitarse en piscinas y pantanos. "Nuestro objetivo aquí es poner en práctica las técnicas que nos enseñan en los entrenamientos con muñecos y aletas", comenta Yaiza García. Al final, a falta de olas, buena es el agua dulce.

La playa sabe apreciar estos talentos, y decenas de curiosos se reunían alrededor de los jóvenes para ser testigos del crecimiento profesional de estos deportistas. Un duro entrenamiento que es sólo el comienzo de unas largas carreras en el agua.