Al que le gusta la sidra no le hace falta que haga calor para tener ganas de un culín. Lo dice Luis María Palacio, que tiene "por sana costumbre", como él mismo explica, tomar sidra todos los días, y va más allá, dice que "por eso me mantengo así". Humor no le falta a este ovetense que reconoce que el vino de Cangas también es una bebida de mucha calidad, pero que "es cuestión de gustos". Pero Palacio no es de vino, él es de sidra diaria, y le presta sentarse en el Fontán al solín y que el camarero se acerque de vez en cuando a matarle la sed y el gusanillo.

En Asturias se producen más de 45 millones de litros de sidra al año, repartidos entre los 80 lagares de la región, ubicados sobre todo en Gijón, Villaviciosa, Nava y Siero. De toda esta producción el 95% se consume en Asturias y el resto fuera. El vino de Cangas tiene una producción más pequeña pero también es cierto que no hace muchos años que se ha recuperado la tradición vinícola de esta zona. El interés por la producción de vino dentro del territorio de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Cangas, que abarca el suroccidente de la región y la parte interior del Noroccidente, sigue creciendo. Este año se han solicitado autorizaciones para plantar nuevos viñedos en catorce hectáreas, que de aprobarse se sumarían al medio centenar con el que cuenta ahora mismo la DOP. La sidra y el vino no riñen, conviven.