La 41.ª edición del Festival de la Sidra de Nava fue testigo de un auténtico "baby boom". Este fenómeno, que retrata la importancia de la cultura de la sidra para los navetos, llenó la plaza de la villa de la sidra. Entre chorretones de zumo dorado, decenas de bebés, que ni siquiera habían cumplido el año, miraban atónitos la celebración de la asturianía. "Es un orgullo ver tantos niños desde tan pequeños. Son el futuro de esta cultura, si no fuera por ellos desaparecería", destacó Samuel Domínguez, uno de los encargados de servir culines directamente de la pipeta.

"Avanzamos con este evento, ha sido decisivo en lo que ahora son nuestras vidas", explicó Raúl Villa, que conoció a su mujer en el festival, donde posteriormente se prometieron y finalmente, en la jornada de ayer, llevaron a su hijo nacido este mismo año. Los protagonistas fueron los más pequeños, hipnotizados por el aroma de la sidra y el jolgorio.

La cultura de este brebaje, destinada a continuar con una nueva generación, sirvió una vez más para unir a familia y amigos. "Conocer gente, beber todos del mismo vaso, compartir. Esas son las claves del Festival de la sidra. No es una fiesta elitista, es para todo el mundo", apunta Samuel Domínguez. Sin embargo, los que prefieren exprimir la festividad al máximo, optan por delegar el cuidado de sus pequeños a otros familiares. "Que vivan los güelos, que están cuidando de nuestros dos hijos mientras nosotros estamos disfrutando del ambiente", explicó Carmen García.

En Nava, todo gira alrededor del zumo de manzana fermentado. Valga como prueba de ello los "1.300 litros de sidra" que se sirven en las pipetas, tal y como confirmó Jorge Lores, otro de los encargados de servir culines directos de la barrica. Es tal la devoción por la sidra, que a pesar de las cuantiosas cifras de litros disponibles, algunos pensaban que no sería suficiente. "Hay poca sidra para lo que vamos a beber", exclamó Marcos Posada, un joven que junto a sus amigos disfrutaba de la tarde noche en Nava.

Otros, como Belén Fuentes se arriesgaron a mezclar bebidas. "La palabra es diversificar. Vamos por rondas de tres cervezas y una sidra. Habrá que ver cuál es el resultado de esta estrategia de diversificación", comenta Fuentes.

La fiesta, al igual que los rituales de consumo de los que la visitan, invita a la variedad, especialmente de procedencias de sus visitantes. "Venimos de Finlandia a visitar a unos amigos de Asturias. Yo ya había estado en otras ocasiones, pero esta vez vengo con mi marido y los niños. Nos encanta la sidra y sobre todo la gente de Asturias", relata Suvi Anttinen. Los amigos, como los que han traído a Suvi a Asturias, son uno de los ejes principales de la celebración. "Lo mejor de esta fiesta es estar con nuestros amigos. Si no fuera por ellos no podríamos venir, porque nos dejan dormir en su casa", dice Carmen García, mientras sus allegados escancian un culín.