Desde su primera novela, "Bajo el hielo", donde Bernard Minier (Béziers, 1960) sacaba a escena al comandante Martin Servaz -policía de Toulouse-, este escritor francés ha ido convirtiéndose en uno de los referentes del "polar". La obra ha sido traducida a una docena de idiomas. Un interés que creció con "El círculo". El escritor volvió ayer a Gijón, convertido en una de las figuras de la trigésima primera edición de la "Semana negra". Y con la última historia del singular sabueso, "Noche", publicada en España por Salamandra. "Quería un Servaz diferente, transformado desde el principio", explicó en buen castellano.
Minier, que habló de su pasión por la narrativa negra nórdica ( de Henning Mankell a Jo Nesbo), defendió un policiaco "abierto a la vida". De ahí esos cambios en su detective ("mi Job", dijo). Y su apuesta por explorar un espacio definido, que coincide con el de las andanzas de Servaz, aunque en esta ocasión la historia tenga hilos con el norte de Noruega. "Desde un pequeño territorio podemos llegar a la universalidad; hay que explorar nuestro pequeño jardín", señaló. Sus libros suman más de dos millones de ejemplares vendidos. Se ha convertido en uno de los fenómenos del "thriller" europeo.
El autor de "Noche" hizo resaltar una notable diferencia entre los escritores policiacos españoles y franceses: "En España hay muchas más pasarelas entre géneros, mientras que en Francia existe una notable separación; lástima que allí pongamos tantas etiquetas". ¿Sería posible que a su paisana Fred Vargas le dieran en Francia un premio equivalente al "Princesa de Asturias"? "Creo que no, que no sería posible; de hecho no le han dado, por ejemplo, el 'Goncourt' pese a que ha creado un universo literario propio y es dueña de un gran estilo", respondió a este periódico, en referencia a la obra de la considerada como reina del "polar" y galardonada con el "Princesa de Asturias" de las Letras de este año.
Minier está persuadido de que cada vez hay menos diferencias nítidas entre una novela negra de cuño nórdico (los muchos escritores escandinavos consagrados al género) y otra de factura mediterránea (los detectives e inspectoras españoles, franceses o italianos).
"Un aspecto positivo de la globalización, si miramos hacia la novela negra, es que las fronteras han caído; es algo que no existía hace tan sólo veinte años", explicó. El creador del comandante Servaz opina no obstante que, pese a las concomitancias que ofrece el género en unos países y otros, "sí hay diferencias en la apreciación de los públicos locales". "Se ve en Alemania, donde hay un gran apetito de estas historias, pero no siempre todo se acepta", añadió.
