"La jira es todo. Cuando sale el calendario laboral el 1 de enero, lo primero que se mira es este día", señala el naviego Rubén Fernández mientras escancia sidra para repartir entre sus compañeros de la peña "Vivoren". El grupo está este año de aniversario pues llevan dos décadas ininterrumpidas acudiendo a la popular cita en Veiga de Arenas.

"Algunos cambiamos una semana de vacaciones por el día de la jira", añade Francisco Castro, quien explica que es una jornada de reencuentro, sobre todo con esos amigos a los que por razones de trabajo no puedes ver a lo largo del año. Los de "Vivoren" juntaron ayer a una veintena de personas para disfrutar del fin de fiesta de Nuestra Señora de la Barca y San Roque.

La tradicional jira campestre cumplió ayer 109 años en una edición deslucida por la tala de más de doscientos pinos la pasada primavera. Sin embargo, los naviegos asumen que no había otra solución posible (los pinos estaban podridos y constituían un peligro para los viandantes) y confían en la paulatina recuperación de un espacio emblemático para la villa de Campoamor. "Da un poco de lástima, pero es salvable", comentaban Antonio Fernández y Jesús Fernández subidos a bordo del particular vehículo que les acompaña desde hace cuatro años.

Los naviegos Gustavo Miranda y Enrique Gión calculan que llevan más de treinta años viniendo a la que consideran "la mejor fiesta del Occidente". Coincide con ellos Lucía Moráis que, mientras descansa en el pinar junto a su grupo de amigos, señala la jira como "ese día que llevas esperando todo el año".

Mario Martínez argumenta que para él la jira es un día para rememorar y hacer balance del año y eso que para su grupo no fue de los mejores, pues perdieron a un amigo en un accidente de moto. Como homenaje y para dejar claro que no lo olvidan, decidieron pintar sus iniciales en el carro donde trasladaron todas sus pertenencias.

Frente a los que llevan toda la vida asistiendo a la celebración, hay algunos que se estrenaron en esta edición. Fue el caso del palentino José Carlos Díez que empezó el año pasado a trabajar en Ence y que ayer por primera vez se sumó a la multitudinaria celebración. "La experiencia de las fiestas está siendo bastante gratificante. La jira es muy familiar y amigable", apuntó.

La programación festiva se cierra a las diez y media de la noche con la segunda exposición fotográfica multimedia. La actividad, promovida por FotoNavia, consiste en la proyección de más de 500 fotografías de 17 autores. Se hará al aire libre en la plaza del Ayuntamiento con entrada libre y gratuita.