Entre las 7.30 y las 9.00 horas los niños llegan a la Escuela de Verano de Corvera llenos de vitalidad y deseosos de divertirse. Desde primera hora de la mañana los monitores intentan que quemar su energía con clases de baile. Ayer visitaron al Ayuntamiento de Corvera, acompañados por su alcalde, Iván Fernández, que ejerció de anfitrión. Los pequeños son viejos conocidos para el regidor, pues este año, salvo uno, todos repiten en la Escuela de Verano. Y ayer tuvieron oportunidad de charlar con agentes de Policía Local y emular la acción cotidiana de los ediles desde sus asientos en el Pleno.

Hugo y Álvaro Fernández, hermanos, de 12 y 10 años, lo que más valoran es poder divertirse con el resto de niños, "después de todo lo que pasamos con el coronavirus, poder relacionarse con el resto de niños da gusto", afirma Álvaro con una elocuencia sorprendente para tener 10 años. Nora García, de 4 años, disfruta mucho durante la hora de baile, aunque no sabría decidirse por una actividad: "¡Todo!", proclama, "lo que más me gusta es estar con mis amigos".

En el verano más atípico, los niños agradecen poco a poco, recuperar la normalidad, gracias a esta actividad y su apoyo a la conciliación familiar. Los monitores cuentan que los alumnos se portan muy bien y que cumplen las medidas de seguridad, "no hace falta ni recordárselo", precisan. Hasta los menores que por ley no están obligados a llevar mascarilla, por debajo de 6 años, la llevaban.