Hombros al aire y escotes perfectos. Es la consigna para los meses que se avecinan. La temperatura exterior es lo de menos. Los grandes de la costura han decidido recortar tela -tal vez por efecto de la crisis- y de paso crear modelazos que recuerdan a las grandes producciones del Hollywood de los cincuenta.

Para muestra, los trajes de noche de Marchesa, en gasas y tules, dignos de Grace Kelly o de la Hepburn de «Historias de Filadelfia». La diseñadora Georgina Chapman trae para la nueva temporada vestidos de fiesta muy «glamourosos», largos y cortos. Bordados, aplicaciones en cinturones, dramáticos volantes, lazos, sedas tipo origami, flores... Son algunos de los detalles que impregnan la colección.

Michael Kors y Ralph Laurent regresan a los setenta con vestidos versátiles, para tardes o noches. Si Kors ha llamado «Good vibrations» a uno de sus jerseys, el señor Polo sigue tirando de la tradición americana, con cuadros y rayas que recuerdan el «look college». Las rayas, los sombreros y los zapatos de tiras y plataformas regresan en primavera. Aunque no conseguirán restar protagonismo a las sandalias «flat» -planas-, que surgen en toda clase de modelos y colores. Lo más chic será llevarlas con faldas «pencil» y chaquetas largas de rayas marineras.

En el otro lado del mundo, Elie Saab lanza desde Líbano un guiño al blanco, con vestidos de un solo hombro que deben llevarse con medias blancas. Aunque parezca un poco exagerado, no sorprendería ver a la reina Rania de Jordania con uno de ellos. Es una fan total de Saab. Lo demostró en la boda de los Príncipes de Asturias, con un dos piezas en el que no faltaba el tono marfil. Calvin Klein se mantiene fiel a la sobriedad que le caracteriza.

Aunque sus piezas siempre van rematadas con algún detalle que las diferencia. Este año serán los pliegues y el volumen en las faldas.