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Estocolmo, a ritmo de Abba

El éxito de "Mamma mia!" en el cine refuerza el atractivo del museo que Suecia dedica a su icónico grupo

Estocolmo, a ritmo de Abba

El sueco es un pueblo enamorado de la música, que consagró a "Abba" como auténtica gloria nacional aquella noche de 1974 en la que el por entonces casi desconocido grupo ganó el festival de Eurovisión con el tema "Waterloo". En el palmarés patrio hay más victorias en el icónico certamen musical, pero ninguna de ellas se recuerda y festeja como la de "Abba" en el país que, muy posiblemente, cuente con el mayor número de "eurofans" por metro cuadrado del planeta. El concurso, para los suecos, es cuestión de Estado.

El mítico grupo integrado por Benny Andersson, Anni-Frid (Frida) Lyngstad, Björn Ulvaeus y Agnetha Fältskog se disolvió hace ya 35 años, pero sigue contando con una legión de seguidores por todo el mundo, mientras sus temas suenan asiduamente en discotecas, emisoras de radio y fiestas de todo tipo. Estocolmo, la ciudad en que nació Abba, es "la Meca" para todos los fans. Y no solo porque sea su cuna, sino también porque la capital sueca acoge un interesante museo dedicado a "Abba", grupo que, dando por bueno que alguna vez lo abandonara, ha regresado al primer plano de la actualidad gracias al éxito de la segunda entrega de la película musical "Mamma mia!", en cuyo reparto figura Cher, y al anuncio de dos nuevas y esperadas grabaciones.

El museo de "Abba" en Estocolmo se ubica en la isla de Djurgarden, con acceso en autobús o tranvía desde el centro de la ciudad. Se trata de un edificio de planta baja que, visto desde fuera, se asemeja a un restaurante o pequeño hotel. La entrada cuesta 250 coronas para los adultos (33 euros) y 95 coronas (12 euros) para los niños. La instalación ofrece una sorprende experiencia en torno al grupo, a Eurovisión y al resto de grandes bandas de la música popular sueca, a las que se rinde homenaje en un peculiar "salón de la fama". En resumen, un viaje en el tiempo hasta la década de los setenta del pasado siglo, que invita al visitante a cantar y bailar en discotecas y festivales perfectamente recreados, como si fuera el quinto integrante de "Abba". La estancia en el museo, para los fans más recalcitrantes y los más animados, se alarga tranquilamente durante mas de dos horas.

El museo exhibe todo tipo de materiales relacionados con "Abba", desde los vistosos vestidos que portaron los entonces cuatro jóvenes suecos en aquel mítico festival de Eurovisión de 1974, hasta sus numerosos discos de oro, publicaciones y contratos.

Además, se exhiben logradas figuras en cera de los cuatro integrantes del grupo, su estudio de grabación, el clásico teléfono rojo y hasta el banco verde que aparece en la portada de uno de sus discos. Sin embargo, lo que más gusta y llama la atención de los visitantes es la posibilidad de subirse a un escenario y cantar como si fuera un miembro más de "Abba" con Benny, Frida, Björn Ulvaeus y Agnetha al lado, representados en unos hologramas que transmiten gran realismo. Para los más bailongos y atrevidos hay una pequeña discoteca para emular a los reyes de las pistas de baile de hace cuatro décadas.

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