No es difícil entender por qué el espectacular paisaje de la sierra de Gredos, en Ávila, ayudó de alguna manera a dar un empujón a las negociaciones para redactar una constitución en España. Los siete llamados "padres de la Constitución" recalaron aquí en marzo de 1978 en busca de un lugar apartado y tranquilo donde desbloquear la elaboración de la norma básica que regularía la convivencia entre los españoles en el futuro. Lo consiguieron: su trabajo lleva en vigor 40 años.
Todo se cocinó en el parador de Gredos, un recio caserón con mucha historia. Fue el primero de la red nacional en fundarse en 1928. Está ubicado en el alto del Risquillo, en Navarredonda, un emplazamiento que eligió personalmente Alfonso XIII. Hasta que los redactores de la Constitución recalaron entre sus paredes pasaron muchas cosas, pero nunca ha dejado de funcionar.
Los mitómanos y amantes de la historia disfrutarán a buen seguro de la estancia, llena de recuerdos de aquella semana crucial que alumbró la constitución más duradera en la historia de España, cocinada en el "salón del silencio", con unas vistas impresionantes a la sierra que corona el pico Almanzor, y numerosos objetos y referencias a los días que pasaron trabajando los redactores. En 2003, en el 25.º aniversario, allí volvieron a reunirse y se colocó una placa en el ahora llamado "salón de los ponentes".
Fuera de las paredes de Gredos hay mucho de lo que disfrutar. Los amantes de la Naturaleza tienen infinidad de rutas, algunas para avezados montañeros pero otras más llevaderas, como por ejemplo la subida hasta el refugio. No hay que perderse verdaderas joyas rurales, como el frío núcleo de La Herguijuela, con una bonita lonja antaño bulliciosa y una iglesia medieval. Rico en patrimonio es El Barco de Ávila, con su puente y castillo también del medievo. Es una de las localidades con más servicios -famosa por sus judiones- de una comarca salpicada de pequeños y tranquilos pueblos, donde reencontrarse con el silencio y la calma, los mismos que ayudaron a los "padres" de 1978.
