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La guía secreta de Asturias: luz de invierno en la playa de Cueva

En estas fechas, y sin grandes multitudes, es un placer pasear en marea baja por el arenal valdesano, donde desemboca el río Esva y al que se accede desde Caroyas

Desembocadura del río Esva en la playa de Cueva (Valdés). ANA PAZ PAREDES

El buen tiempo anima a disfrutar del paisaje asturiano en toda su identidad, sobremanera cuando el sol de invierno incita a pasear por arenales que, en temporada de verano y por la acumulación de público, no permiten lucirse con la generosidad de este mes de febrero, en el que es un lujazo perderse por ellos. Tal es el caso de la playa de Cueva, en el concejo de Valdés, que además cuenta con el atractivo de recibir la desembocadura, en sus arenas, del río Esva o Canero, un tramo donde gaviotas y ánades comparten espacio.

Hay quien gusta de ir desde Canero por un sendero que acompaña al río por su margen izquierda, en un paseo muy agradable que acaba desembocando, como hace el río, en la playa, al igual que si se realiza el tramo senderista Canero-Cabo Busto, que pasa junto a ella. Otro acceso es desde el pueblo de Caroyas, pudiendo llegarse con el coche. También se puede acceder caminando desde un aparcamiento que hay en la carretera de Canero.

La playa de Cueva es de una belleza tremenda, enmarcada por acantilados de gran altura entre los que sorprende, al Este, la impresionante franja cuarcítica del cabo Busto. Al ser bastante abierta, esta preciosa playa tiene unas mareas de largo recorrido, por lo que cuando está baja del todo hay un extenso arenal que desaparece casi por completo cuando la marea está alta, quedando solo visible una larga franja de cantos rodados, donde abunda también la presencia de madera arrastrada hasta la orilla por la mar, que siempre es femenina para los marineros. Sin duda, la brisa, el sonido del mar y la visión de esta playa de casi 600 metros de longitud son un buen regalo de la naturaleza en estos días que, poco a poco, nos van acercando a otros con más luz y más color, camino de la primavera. Hay quien sigue, en Barcia, hasta otra playa contigua, la de Los Molinos, que cuenta con acceso peatonal.

La playa de Cueva, que se encuentra enclavada dentro del Paisaje Protegido de la Costa Occidental, también la visitan, si hacen un alto en su camino, los peregrinos que se dirigen por la carretera N-634 a Santiago en el camino que transcurre por el litoral. El número de peregrinos se incrementa considerablemente a partir del mes de marzo. También tiene su encanto el pueblo de Caroyas, con casinas bien cuidadas, hórreos y paneras que se asoman al viajero que desciende hasta esta hermosa playa valdesana para disfrutarla con todos los sentidos en estos días tranquilos y con sol de invierno.

Eso sí, antes o después, la jornada ya se completa si se da un buen paseo por el cabo Busto, con miradores que se asoman al océano enclavados en lugares estratégicos para redescubrir la costa occidental asturiana en todo su esplendor. Junto al faro existe un área recreativa. La ruta que transcurre por esta zona de acantilados, que hay que evitar en caso de fuertes vientos, permite descubrir la grandiosidad del entorno que se visita e invita, sin duda, a volver allí unas cuantas veces más.

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