El veterano estudio Metro Goldwyn Mayer (MGM) agoniza bajo una deuda multimillonaria mientras busca a la desesperada una solución financiera que permita al león más famoso de Hollywood seguir rugiendo en los cines del siglo XXI.

La amenaza de la bancarrota inminente sobrevuela a esta productora de clásicos como «El mago de Oz» (1939), «Lo que el viento se llevó» (1939) o «Ben-Hur» (1959), propietaria de la saga del agente secreto James Bond y encargada de desarrollar las esperadas películas sobre la novela «The Hobbit».

MGM acumula un déficit de 2.912 millones de euros y, a pesar de su ingente catálogo de películas, sus ingresos se han visto duramente golpeados por la crisis, especialmente la división de DVD. Incapaz de tapar su agujero financiero, el estudio lleva meses tratando de ganar tiempo para encontrar una alternativa al cierre, que pasa por una fusión o una más improbable venta.

Actualmente MGM ha pedido una sexta prórroga para el pago de cerca de 393 millones de euros que tiene que hacer efectivos hoya un grupo de cien prestamistas encabezados por J. P. Morgan, quienes tampoco quieren malvender un negocio en otro tiempo rentable. En junio de 2011 vencerá una letra mayor estimada en 787 millones de euros.

Para encontrar el origen de estos problemas hay que remontarse hasta 2004, año en el que Sony, la empresa de telecomunicaciones Comcast y las financieras Providence Equity y TPG Capital lideraron una operación para comprar a crédito MGM por alrededor de 3.938 millones de euros.

Una estimación que posteriormente se consideró sobrevalorada como consecuencia del alza de precios en medio de una bonanza económica global pero con la que Sony se aseguró que los filmes del león de la Metro adoptaron su formato de reproducción digital blu-ray. La explosión de la burbuja financiera y la consiguiente sequía del mercado crediticio pusieron contra las cuerdas a este estudio fundado en 1924 y cuya supervivencia parece ligada irremediablemente a fusionarse con productoras de menor entidad como Spyglass, Summit o Lionsgate.

El trámite, que requiere de la aprobación de accionistas y prestamistas, conllevará una reestructuración de MGM que en el caso de Spyglass implicaría, según «Los Angeles Times», despidos, la eliminación del departamento de distribución y la reubicación de la sede en unas instalaciones más baratas.

Menos se conoce de la propuesta de Summit, compañía que vive un momento dulce con el éxito de su saga «Crepúsculo», aunque parece que sus directivos querrían hacer recortes menos drásticos en MGM. Lionsgate fue uno de los primeros de los pequeños estudios de Hollywood que se mostraron interesados y a principios de año pusieron sobre la mesa una oferta de compra por 1.102 millones de euros, que posteriormente retiraron debido a diferencias entre sus accionistas mayoritarios.