Primero conquistó los «Goya» con «Celda 211» y ahora encarna a «Lope». El actor argentino Alberto Ammann sigue pisando fuerte en el cine español con su encarnación del dramaturgo y poeta del Siglo de Oro, una excusa para desempolvar el romanticismo, puesto que «el sistema actual atenta contra el amor», explica.

Ammann, después de recitar a Lope de Vega en la película del brasileño Andrucha Waddington, no puede evitar hablar de amor a la antigua usanza. «El amor era un valor muy elevado. Hoy en día va y viene como dentro de una bolsa de supermercado», afirma él en una entrevista con la agencia «Efe». Lo une a «Lope» la pasión por la profesión, esa que lo empujó a los 25 años a dejar Buenos Aires y a probar suerte en Madrid y que, pese al éxito de su primer papel importante, el de «Celda 211», lo anima a seguir aprendiendo.

«Cuando uno trabaja con amor por lo que hace está movilizando algo mucho más profundo y más interesante. Y ese trabajo termina, entonces, en las personas que lo reciben», asegura.

Ammann se enroló en esta superproducción histórica dirigida por el brasileño Andrucha Waddington días antes de que empezara el rodaje y tuvo que lanzarse a marchas forzadas a aprender hípica, esgrima y a perfeccionar su pronunciación del castellano sin rastro de acento argentino.

«Quiero seguir formándome no sólo con nuevas películas», explica la joven promesa, que busca la consolidación con este proyecto. «Lope» no es tanto un ejercicio literario como una oda al estilo de vida del escritor: «Un muchacho joven que descubre su talento y despierta al amor». En la lucha por la autenticidad y por la elección del camino es donde Ammann ve el mayor valor de la película: «Sueño con que pueda ser inspirador para la gente joven. Que diga: "Yo también tengo inquietudes y quiero esforzarme y dedicarle mi amor a esto que quiero". Este sistema nos tiene un poco enclaustrados en que todo se compra y se vende».