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Sonia Grande: "Carmen Polo era una mujer elegante, algo le quedó por ser de Oviedo"

La diseñadora de vestuario asturiana, que estrena "Mientras dure la guerra", vuelve a trabajar con Woody Allen en su nueva película: "Le vi fenomenal, más sabio que nunca"

Sonia Grande, en el rodaje de San Sebastián con su ayudante, Gabriella Loria.

Tino PERTIERRA

No para. La diseñadora de vestuario ovetense Sonia Grande viene de rodar con Woody Allen en San Sebastián. Se ha estrenado su nueva colaboración con Alejandro Amenábar, "Mientras dure la guerra". Y se va hoy mismo a Malta a participar en un proyecto mastodóntico: un spot que la tendrá ocupada durante tres meses con un director y un reparto de campanillas. Pero aún no puede anticipar nada.

Es la cuarta vez que colabora con Amenábar tras "Regresión", "Mar adentro", "Los otros". Y siempre ha visto al director "muy maduro, incluso cuando era más joven. Con las ideas muy claras. Nunca dubitativo, siempre resolutivo. Y he notado, en cuanto a la realización, que cada vez sabe más de su oficio. Lo que rodó lo montó todo. No rueda de más. Sabe lo que quiere y cómo conseguirlo. Es admirable. Ha querido hacer una película honesta, no ser tendencioso, mostrar la realidad como fue y cómo la ve él".

A ella la impactaron especialmente las escenas de Karra Elejalde interpretando a Miguel de Unamuno, especialmente la escena de su discurso final, que "me emocionó mucho".

Para vestir a la actriz Mireia Rey, que encarna a la ovetense Carmen Polo como esposa de Franco, tuvo clara la necesidad de mostrar que era "una mujer muy elegante, vistió casi toda su vida con ropa de Balenciaga. Había que dar una imagen de chica de buena familia. He usado, como siempre que es posible, ropa original que conseguí en mercados de París y Londres. Aunque esté destrozada, la rehago". Y su hija, Carmen, también "iba vestida como los ángeles, fantásticamente para la época. Quisimos demostrar el bienestar externo que tenían. Y, además, eran de Oviedo, ¡algo se les debió de quedar!".

Hay muchos uniformes: "El tema militar es tremendo, con la Iglesia hemos topado. Teníamos dos asesores, y, a veces, entre ellos no estaban de acuerdo. Fue tremendo. Empecé yendo al Museo Militar de Toledo, fueron superamables, nos dejaron entrar a ver documentación fotográfica sobre la época en Salamanca que no está ni publicada. Hay que tener mucho cuidado porque en asuntos militares en épocas de guerra te ascienden a un personaje y corres el riesgo de no darte cuenta. Hay muchos aficionados al tema que te pueden pillar en el menor error. Los uniformes y los trajes de los catedráticos se hicieron especialmente para la película, los de los soldados se reciclaron. El más complejo fue el vestuario de Unamuno, me traje un sastre de Italia, todo un artista. Unamuno era un viejo bello, había que caracterizar a Karra Elejalde desde la elegancia, ayudarle a envejecer lo más posible, bajando hombros, usando una tela bastante caída de lana para dar un aire de elegancia con prestancia. Quedé muy contenta, y a él ayudó mucho".

Millán-Astray fue otro reto: "El pobre Eduard Fernández llevaba, prótesis por todas partes. Se hace muy duro para los actores cuando tienes tantas horas de maquillaje. Solo lo del ojo que le falta ya son cuatro horas de maquillaje todos los días. Pero Eduard estaba muy agradecido porque lo que lleva le ayuda mucho a interpretar, me decía que se pone el traje y piensa que es realmente Millán-Astray, con todo su histrionismo".

Todo el proceso tiene "millones de frentes abiertos. Con Franco pasó lo mismo, intentamos ayudar mucho al actor con el uniforme porque los generales se hacían ellos mismos la ropa con su propio sastre, y se permitían algunas licencias. Eso lo estudié muchísimo".

El estreno de la cinta fue precedido de ráfagas de críticas negativas. De prejuicios hostiles: "No sé si Alejandro lo sospechaba porque estos temas generan una furia incandescente en alguna gente, antes incluso de ver la película. La gente debería verla antes de opinar, se daría cuenta de que es valiente y honesta, que no daña a nadie".

Y en verano, nuevo rodaje con Woody Allen tras "Vicky Cristina Barcelona", "Magia a la luz de la luna", "A Roma con amor" y "Midnight in París". Fue en San Sebastián. La película ya tiene título: "Rifkin's Festival" y conoció de cerca el trabajo de Christoph Waltz y Wallace Shawn, "dos actorazos". Al cineasta le vio "fenomenal. Es un guion excelente, muy divertido, y también muy personal. Le noté más claro, sagaz y rápido que nunca, con la edad se crece en sabiduría". Y ahora, Malta: "Un mega spot americano que llevará tres meses y medio de trabajo entre preparación y rodaje. Se ruedan como películas, con mucho dinero".

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