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La especialidad médica que se ha hecho visible con la pandemia: la Logopedia o la magia de activar 50 músculos

El covid ha dado visibilidad a una disciplina sanitaria que interviene en algunos de los procesos fisiológicos más sofisticados

Logopedia: la magia de activar 50 músculos

¿Cuál es la acción neuromuscular más compleja del organismo humano? Respuesta: la deglución. Implica poner en marcha un enorme engranaje de acciones para impulsar el paso del alimento, sólido o líquido, desde la boca hasta el estómago, atravesando faringe y esófago, lo que denominamos vía aerodigestiva. No hace falta pensar en ello. Todo es instintivo. Todo es supersofisticado.

El aparato digestivo y el respiratorio comparten elementos. Por ejemplo, la faringe: una estructura en forma de tubo que ayuda a respirar y conecta la cavidad bucal con el esófago. Tiene una válvula llamada epíglotis, que cierra las vías respiratorias durante la deglución y las abre para que pase el aire. En ese paso, vamos a involucrar a unos 50 músculos y 6 pares craneales.

No somos conscientes de todo lo que ponemos en marcha y, además, en un corto espacio de tiempo. Por ejemplo, deglutimos unas 2.000 veces al día saliva, y no sólo lo hacemos al alimentarnos. Hasta lo repetimos unas 500 veces durante el sueño.

Deglutimos unas 2.000 veces al día saliva, y no sólo lo hacemos al alimentarnos. Hasta lo repetimos unas 500 veces durante el sueño

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En el momento en que ese tiempo se dilata, empezamos a tener problemas. Fijémonos en una de las grandes enseñanzas que nos ha traído la pandemia de covid-19: comer y respirar son funciones vitales. Y han sido demasiados los pacientes que han tenido que elegir entre comer y respirar: “Si no respiramos, no tragamos”. ¿Cómo dice usted? Pues que al tragar interrumpimos durante décimas de segundo la respiración para poder hacerlo.

Expongo este apasionante y desconocido proceso fisiológico para introducir al lector en la logopedia, la especialidad a la que me dedico. Cuando se nombra, este perfil profesional suele asociarse al ámbito educativo más que al clínico y, además, como aquel que interviene en las alteraciones que afectan a la articulación de la voz, especialmente, en edad pediátrica. Este concepto no es del todo desacertado, pero abarca una minúscula parte del gran bagaje de la profesión que ejercemos.

La logopedia no es cosa exclusiva de niños. Es la disciplina sanitaria encargada de la prevención, evaluación, diagnóstico e intervención de las alteraciones que afectan a la comunicación, el lenguaje, la voz, la audición y las funciones orofaciales

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La logopedia no es cosa exclusiva de niños. Está presente en todas las etapas de la vida: unidades de cuidados intensivos (UCI) neonatales, edad adulta y vejez. Incluso como parte de equipos multidisciplinares en cuidados paliativos. Se trata de la disciplina sanitaria encargada de la prevención, evaluación, diagnóstico e intervención de las alteraciones que afectan a la comunicación, el lenguaje, la voz, la audición y las funciones orofaciales (patologías que afectan a la funcionalidad de la respiración, succión, masticación, salivación, habla, fonación y deglución).

Amanda R. Viruete, autora del artículo.

Amanda R. Viruete, autora del artículo.

La deglución es una función primaria y básica para la supervivencia. Se adquiere, mayoritariamente, de manera innata y se va desarrollando, en cuanto a complejidad de movimientos y estructuras implicadas en la misma, a lo largo del crecimiento y la madurez personal.

A raíz de la creación de las Unidades de Disfagia en diferentes hospitales, se ha empezado a visualizar la importancia de nuestra especialidad. Cada vez son más los servicios que nos remiten pacientes. Es triste, pero real: ha sido una pandemia lo que ha hecho que los logopedas empecemos a ser más visibles, tanto para la sociedad como para servicios hospitalarios y las especialidades médicas.

Volvamos al asunto inicial de la deglución. ¿Qué ocurre cuando el tiempo en la deglución se demora o no somos capaces de tragar los alimentos sólidos o líquidos? Nos encontramos con una disfagia, que es la dificultad para formar o desplazar el bolo alimenticio de manera segura y eficaz desde la boca al esófago. Como en un viaje por carretera, en ese trayecto casi nunca pasa nada. Y, sin embargo, puede estar plagado de incidentes (aspiraciones orofaríngeas, desnutrición, deshidratación...) que pueden ocasionar la muerte y merman la calidad de vida. Las causas pueden ser estructurales o funcionales.

En un grupo numeroso de pacientes, sobre todo tras su paso por unidades de hospitalización y UCI, hemos visto incrementada la incidencia de alteraciones de la deglución. Si bien solían ser síntomas previamente conocidos y estudiados, en estos pacientes adquieren especial relevancia al incidir sobre un estado funcional y respiratorio deteriorado, con el riesgo de que empeore.

En pacientes que han sufrido infección por covid-19, y sobre todo si han requerido cuidados intensivos, encontramos como secuela un trastorno de la deglución al igual que disfonías

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Así, en pacientes que han sufrido infección por covid-19, y sobre todo si han requerido cuidados intensivos, encontramos como secuela un trastorno de la deglución al igual que disfonías. La progresión de la enfermedad grave del covid-19 a menudo se asocia con el desarrollo del síndrome de dificultad respiratoria aguda. Incluso puede requerir algún tipo de soporte respiratorio, incluida la intubación endotraqueal o traqueotomía y la ventilación mecánica, que precisan de una nutrición a través de una sonda nasogástrica para alimentar al paciente. Por desgracia, la pandemia puso muy de moda estos procedimientos. Estas condiciones aumentan el riesgo de disfagia y aspiraciones, que se incrementa por las afectaciones neurológicas, sin olvidar que la disfagia, en estos casos, constituye un factor pronóstico negativo.

Logopedia: la magia de activar 50 músculos Amanda R. VIRUETE

Ya hemos visto que lo espontáneo puede ser complejísimo. El acto de tragar implica la coordinación de estructuras corticales, subcorticales y del tronco del encéfalo, así como de nervios y músculos periféricos. Hay ciertas complicaciones del covid-19 que afectan a toda esta red, según se ha demostrado.

En pacientes que precisan una intubación prolongada con ventilación mecánica, la complicación más frecuente es el edema laríngeo. ¿Por qué? Porque puede producirse una abrasión de la mucosa, inflamaciones, hematomas o úlceras en las cuerdas vocales. Esta lesión también incrementa el riesgo de disfagia, aspiraciones y disfonías.

Las consecuencias de la disfagia son similares a las de pacientes sin covid, con mayor riesgo de asfixia y de neumonía por aspiración, así como de un retraso en el retorno a la alimentación oral, de desnutrición o de deshidratación, y una disminución en su calidad de vida.

Para que la deglución sea eficaz y segura además de aprender un control postural adecuado y la maniobra deglutoria apropiada, los pacientes trabajan los músculos implicados (labios, lengua, paladar, faringe, laringe...)

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En muchos casos, tras el alta después de haber sufrido el covid, entre las secuelas persiste la disfagia que obliga a los pacientes a portar una sonda nasogástrica o a someterse a una gastrostomía; o, en casos menos extremos, a seguir de forma prolongada una dieta adaptada y a usar espesantes comerciales para compensar un retraso en la deglución o un cierre incompleto de vías respiratorias. Se utiliza como estrategia común hasta en un 92 por ciento de los pacientes, sin perder la perspectiva de que reduce el riesgo, pero no lo elimina por completo, por ello la necesidad de trabajar con rigurosidad.

De ahí, la importancia de los logopedas y los programas de rehabilitación de la disfagia, cuyo objetivo principal de la rehabilitación es conseguir que la deglución sea eficaz y segura. Para ello, además de aprender un control postural adecuado y la maniobra deglutoria apropiada, los pacientes trabajan los músculos implicados en la deglución (labios, lengua, paladar, faringe, laringe...), involucrando en ese tratamiento rehabilitador a ese equipo multidisciplinar que en todo momento ha acompañado al paciente y a su familia.

Para concluir, fue un estudio desarrollado en 2015 por Clave P. y Shaker P. el que nos dio el dato de que en torno a dos millones de personas en España padecen disfagia. Y que aproximadamente el 90 por ciento de la población que la sufre no está ni diagnosticada ni tratada correctamente. Por lo tanto, podemos afirmar que se trata de un síntoma subestimado e infravalorado, cuando su retraso en el diagnóstico y en el plan rehabilitador aumenta la morbimortalidad, la necesidad de asistencia sanitaria y el gasto sanitario.

Ante todo lo dicho, ¿sería beneficioso para el paciente y reduciría su tiempo de hospitalización, así como el gasto sanitario, la presencia de logopedas en las UCI? Dejemos que respondan los lectores que hayan llegado hasta esta última línea.

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