“La explosión fue descomunal, espectacular, movió toda la casa, creí que se venía abajo. Hasta se me cayó un cuadro al suelo con la onda expansiva”, relataba, horas después de la deflagración, aún impactado, el actor mierense David Carrio, que vive a unos cien metros del edifico que voló por los aires en la calle Toledo de Madrid. “Me cogió entrando al baño después de comer. Fue como un atentado, no me explico cómo puede haber gente que pueda vivir en una zona de guerra con esas explosiones”, añadió este actor que se puso en la piel de Pelayo en la recreación de la monarquía asturiana que se celebra en Cangas de Onís.