Ha pasado un año desde que José María Asensi supo que padecía un tumor incurable. "Noté unos olores extraños cuando estaba en el gimnasio, un día olía a químico, otro a colonia, eran crisis olfativas". Tenía un glioblastoma, un tipo de tumor cerebral incurable. El diagnóstico lo llevó en solitario porque su hijo se examinaba del MIR a los pocos días. Ahora, jubilado a causa de la enfermedad, ayuda a sus pacientes de Párkinson a través de un blog. "No pensé en lo bien que me había tratado la vida hasta que detectaron un cáncer". asegura.
