Rosa María Sainz es madre investigadora y por partida doble: Raquel Mayo, de 14 años y María, de 8. Sainz, avilesina aunque residente en Lugones, codirige con su marido, Juan Carlos Mayo, el grupo de investigación Biología Redox, de la Universidad de Oviedo y del Instituto de Oncología de Asturias. Lo que hace, muy resumido, es estudiar el papel que cumplen las moléculas oxidantes en la biología tumoral. “Ahora mismo estamos en un proyecto que busca la interacción del cáncer con enfermedades asociadas a la edad, como la diabetes”, explica. Sus palabras generan admiración en su hija mayor. “Me parece espectacular lo que hace. Y trabaja mucho”, expresa Raquel, que cursa 2º de la ESO. Aunque todavía le queda un largo camino hasta la Universidad, no parece que la ciencia le entusiasme demasiado. “Preferiría ir por Letras cuando crezca”, afirma. Sainz admite que la carrera investigadora “no es fácil ni para un hombre ni para una mujer”. Pero, lógicamente, hay más obstáculos siempre para la mujer. “Yo tuve suerte y en casa tengo apoyo, las responsabilidades las tenemos divididas al 50% mi pareja y yo. No obstante, he vivido momentos muy críticos por el embarazo, que al final suponen una interrupción en la carrera
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