Ignacio González tiene 87 y es uno de los residentes en el centro que el ERA tiene en el Cristo. Sus paseos por el barrio se han reducido al espacio del patio de las instalaciones del centro. "Aquí encerrado te sientes como en la cárcel", asegura. Amante de los paseos, "y el alterne", vivió los meses del confinamiento echando de menos "la vida normal" y con miedo "a lo que trae consigo la pandemia". Su mayor miedo es el estado de salud de su familia, su nieta es sanitaria, y la situación de los que lo estuvieron mal en su entorno. "La pandemia nos enseñó a apreciar la libertad que teníamos antes y que espero que podamos recuperar pronto".
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