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VÍDEO: Amor Domínguez/ FOTO: Juan Plaza

Salud

Así es el complicado día a día de una asturiana afectada por un síndrome de hipersensibilidad química múltiple

"Lo que nadie huele, lo huelo yo", explica María Jesús Álvarez Velasco

–Vale. Mañana a las once y media en mi casa. Pero, por favor, venid sin colonia y sin oler a tabaco.

María Jesús Álvarez Velasco, gijonesa de 55 años, recibe a un equipo de LA_NUEVA_ESPAÑA en su piso del barrio de Montevil, en el que vive con su hija, su madre y su gato “Neko”. Durante un cuarto de siglo trabajó como auxiliar de enfermería en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA).

–Lo que nadie huele, lo huelo yo. Es algo que poca gente comprende. Le digo a mi madre: “Cierra la ventana, que huele a humo”. Ella me dice: “No huele”. Y yo: “Huele a humo, mamá”.

Tiene un olfato hiperestimulado, pero le gustaría no tenerlo. Por eso vive pegada a un purificador de aire. Hace cuatro años, María Jesús Álvarez Velasco empezó a desarrollar el denominado síndrome de hipersensibilidad química múltiple. Tan múltiple que, en el momento actual, tiene acreditadas alergias a más de 30 sustancias y situaciones, y presenta cerca de una veintena de síntomas distintos. De los cuatro estadíos en los que se divide el síndrome, está en el tercero en grado avanzado. La Seguridad Social le ha reconocido una incapacidad permanente total, pero está peleando en los tribunales por una incapacidad 

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