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Amor Domínguez

La lección de vida de 12 mujeres con cáncer de mama que hacen terapia en Oviedo: "A veces la gente no sabe cómo tratarnos"

"Con cáncer se puede ser feliz pero a veces nos olvidamos de las pequeñas cosas"

Maite Pereiras tiene 44 años y hace doce días se sometió a una intervención para reconstruir el pecho. "No le dije a mi madre que me iba a operar porque no entienden que pase por el quirófano para una cirugía plástica. La gente cree que eres frívola por preocuparte de estas cosas después de haber pasado por un cáncer". A Maite le diagnosticaron un tumor cuando tenía 33 años y un bebé de ocho meses. "Se me cayó el mundo encima", reconoce. Encontró su tabla de salvación en una tienda de lencería de Oviedo a la que le llevó una de sus hermanas. "Entré aquí como un cervatillo asustado, con las vendas y sin querer que nadie me mirase. Marta me dio la confianza que necesitaba, ella sabe como nos sentimos". Marta Pérez es el alma de "El club de la sonrisa", la tertulia semanal que reúne en la trastienda de lencerías Berta a un grupo de doce mujeres con cáncer de mama. "Una de mis clientas se sometió una mastectomía y no quería ir a una ortopedia a comprar un implante. Empecé a buscar y encontré bañadores y ropa interior con los que ella y otras mujeres podían verse mucho mejor". Alicia Gutiérrez llegó hasta el grupo de la mano de otra integrante a la que conoció en las sesiones de quimio: "A veces parece que no tenemos derecho a querer vernos bien, la gente se olvida de todas las secuelas de esta enfermedad. Yo perdí audición, me echaron del trabajo cuando estaba de bajo. La seguridad social tardó un año en pagarme la manga especial que tengo que llevar para el linfedema. El cáncer no acaba cuando te crece el pelo".

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