Un gesto vale más que mil palabras, se suele decir. El que nos ocupa puede salvar una vida o varias. Consiste en levantar la palma de la mano, flexionar el dedo pulgar sobre la palma y cerrar el puño. Lleva un par de segundos como mucho hacerlo una vez o todas cuanto sea necesarias para que se vea.
El la señal de aviso de las mujeres maltratadas. A la que estas deben recurrir cuando se encuentran el peligro y no pueden denunciarlo, avisar en ese momento, porque están precisamente junto a su agresor. De ahí la sencillez de ejecución.
“Es algo que ha puesto de relieve la importancia de las redes sociales y su utilidad para ayudar, en este caso, a combatir la violencia machista”, dice Soraya Calvo, doctora en Educación, sexóloga y profesora de la Universidad de Oviedo. “Las redes son un espacio más donde socializar, ejercen como gran altavoz, pero es un espacio muy amplio que hay que saber gestionar”.