Adrián Barbón está encantado consigo mismo. Confía en su gestión y echando el resto a cuatro días de las urnas, también se fía mucho del poder de su magnetismo personal. Este miércoles, el presidente del Principado y candidato a la reelección cerró su encuentro electoral en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA formulando una apelación al “voto personal” y a saltarse las siglas de los partidos, llamando a la puerta del elector “de la izquierda y del centro que puede no identificarse con nuestros planteamientos ideológicos, pero sí con la persona”. Él es él y sus circunstancias, él y sus cuatro años de combate contra la pandemia, él es el más conocido de los aspirantes que enfilan la recta final de la carrera hacia las urnas y ha visto ahí un punto de apoyo. “Hace cuatro años era una gran incógnita para la mayoría de los asturianos. Era muy poco conocido”, dijo en el parlamento final de un acto en el que respondió las preguntas de los lectores de este periódico. “A estas alturas, la gente me conoce. Sabe que intento aprender de los errores que he cometido y que cuando tengo que tomar decisiones las tomo, cueste lo que cueste…”