La llegada de la primavera trae consigo el desove de los anfibios, que utilizan las zonas húmedas “para criar”. La búsqueda de esos espacios implica, en ocasiones, que las ranas, sapos y tritones se topen con “trampas mortales” como la piscina fluvial de Sollovio, en Illas. El vaso está actualmente vacío y los pequeños anfibios que pueblan la zona caen y luego tienen serias dificultades para regresar a tierra firme. Juan Carlos Vázquez, presidente del grupo ornitológico Mavea, se ha encargado de salvar a algunas de las especies que aún permanecían con vida y recoger los animales muertos que se han ido acumulando estos días. “Fui el sábado y encontré quince anfibios vivos y otros quince muertos y el domingo, 20 vivos”, señala Vázquez, que también acudió ayer al entorno de la piscina fluvial para evitar la muerte de “más que caen al vaso de manera fortuita en esta trampa mortal de la que más tarde no pueden salir”. La mayoría de las especies fallecen al carecer de agua y estar al sol de manera constante sin apenas protección.

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