Mariana Fernández tenía una agenda para organizar los siete talleres a los que asistía en el centro social de personas mayores de Mieres. A finales de febrero del año pasado, esa agenda se quedó en blanco. Y este año no se ha comprado otra.

“Total, ¿para qué?” Poco se habla, apenas nada, de las agendas vacías como la de Mariana. De la falta de alternativas de ocio para los mayores de las Cuencas. Los más de 30.000 socios de centros sociales en las comarcas del Nalón y el Caudal celebran un aniversario triste: estos días cumplen un año sin actividades. Lo hacen entre el moderado optimismo de Encarnita Álvarez –“más pronto que tarde, esto va a pasar”– y el desánimo de José María Aldecoa: “Estoy desmoralizado, no veo que el final de esto esté cerca”.