Alemania ya ha empezado a negociar con los talibanes. Así ha conseguido sacar de Kabul por vía terrestre un primer convoy de afganos. Desde Bruselas, se admite ya abiertamente que están obligados a hablar con los nuevos dirigentes del país. Incluso en Estados Unidos, el Pentágono se abre ahora a colaborar con ellos en la lucha contra los terroristas del ISIS.  Pero más allá de los colaboradores occidentales, hay cientos de miles de personas a las que ya nadie protege. Aquí las tienen, varadas en la frontera con Pakistán, en uno de los rincones más desérticos e inhóspitos del planeta. Sin vínculos con Europa o Estados Unidos y sin cualificación laboral.