Con un primer saludo a los que se han quedado fuera. "España merece un futuro mejor", les ha dicho Pablo Casado. Porque la plaza estaba llena hasta la bandera. Colofón y clímax de una convención de unidad en torno a la figura del presidente del Partido Popular. "Preparados para volvernos a echar el país a las espaldas". Y echar a Sánchez. "Que no nos amargue más la vida este Gobierno anaftalinado, que sólo sabe mirar hacia atrás y por debajo. No queremos el voto del rechazo. Queremos el voto de la esperanza, el voto del reformismo". Presentándose, el líder del PP; como la única alternativa. "Los que vinieron a sustituirnos se han ido quedando por el camino. El mundo es mucho mejor con nuestras ideas". Y no sólo del centro-derecha. "Tenemos la responsabilidad de conseguir también la unión de todos los constitucionalistas". Para un país orgulloso de su pasado. "España no tiene que pedir perdón a nadie ni por nada. Al revés. Nos deben dar las gracias por nuestra contribución a América". Y de las políticas populares de siempre. "Por eso liberalizaremos la ley del suelo para abaratar la construcción de viviendas". El suelo y todo lo demás. Una apuesta inequívoca, es su gran lema, por la libertad. "Y por eso le decimos a la izquierda: saquen sus manos de la educación, de la economía, de la moral, de la historia, de nuestras vidas". Para lo que pide no un cheque en blanco, sino un mandato político claro. "Hay que pensar a la grande, hay que jugar a la grande". Un PP que va a por todas, que sale de la convención convencido de volver a ganar.