Avezados a recurrir a los garbanzos con bacalao y los callos para entrar ganar temperatura, los ovetenses y muchos visitantes venidos de otras partes de dentro y fuera de Asturias celebraron masivamente el que para muchos fue el Desarme más caluroso que recuerdan, con temperaturas por encima de los 30 grados, y a la vez una excusa perfecta para reencontrarse tras más de año y medio de reclusión voluntaria por la pandemia.“ Otros años comíamos con abrigo, pero este año nos sobra”, celebraba desde una terraza de la calle Gascona Aida González, encantada de volver a degustar “un menú riquísimo” con el que la hostelería llenó sus instalaciones interiores y exteriores.