El queso se celebra, pero también se trabaja. Ayer se inauguró el International Cheese Festival, la fiesta del queso que ha llenado Oviedo y la ha colocado en el mapa de la gastronomía gourmet mundial. 250 jueces internacionales se enfrentaron ayer a un reto mayúsculo: catar y valorar 4.000 variedades queseras. “Cada una de su padre y de su madre”, como explicaba un jurado manchego. Cada uno de ellos probó unos cuarenta quesos: fuertes, suaves, azules, curados, cremosos y duros. El World Cheese Awards distingue entre jueces y superjueces. La danesa Catherine Fogel, una de las superjuezas del concurso, habla nueve idiomas, entre ellos francés, italiano, inglés y castellano. "Hay cuatro variables a valorar: aspecto, cuerpo y textura, aroma y, la más importante, el sabor y la sensación en la boca", explica.