La iniciativa de este centro deportivo surgió de siete jóvenes de la asociación LUAR, querían aprovechar parte de las instalaciones de la calle Río Sella para hacer un gimnasio en el que poder entrenar. "Los gimnasios son muy caros y necesitábamos un sitio para hacer deporte", explican Ángel Campo, Adrián Cabrero y Ángel Valdés. Con la ayuda de Candela Herrera, la coordinadora de la asociación, reunieron la documentación para solicitar una subvención a la Unión Europea. "El dinero sirvió para comprar máquinas y acondicionar el patio del local", explica Candela. Ahora su objetivo es movilizar a particulares y gimnasios para conseguir donaciones que completen el equipamiento. "Necesitaríamos una bici estática y algunas mancuernas o material para hacer pesas", explican. El gimnasio, destinado a jóvenes en riesgo de exclusión social, tendrá capacidad para unas cuarenta personas y abrirá sus puertas en las próximas semanas. "Estamos trabajando en los horarios y la planificación, porque la idea es que pueda venir gente de fuera además de los jóvenes que forman parte de la asociación", explica Candela.
