El Arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, ha estado con los padres y los hermanos de Erika, la joven de 14 años asesinada en el portal de su casa, acompañándolos en este "dolor incompresible ante algo que no tiene explicación". Tiene claro que la "pena que le impondrá la Justicia no quita un ápice de dolor de unos padres, de unos hermanos, una comunidad escolar y una sociedad entera que se está volcando con ellos".

El Arzobispo ha tratado de estar junto a los familiares, aunque sabe que todo el apoyo que están recibiendo no puede suplir su dolor, "pero tratamos de estar con ellos en un silencio que reza y encomendándonos a este pequeño ángel que se llama Erika".

La capilla ardiente, instalada en la sede que ocupan las Religiosas de María Inmaculada en la calle de San Vicente, acoge a familiares y allegados en un ambiente tan íntimo como multitudinario, en el que los muros de la parroquia resguardaron a la familia hundida mientras gran cantidad de personas procesionaba hacia el interior. Los pésames fueron breves e intensos, ya que el dolor de los padres y los dos hermanos acogía el calor de su gente pero imposibilitaba un aforo constante, tal como comunicaron las hermanas. “Están destrozados”, coincidían los asistentes: “Ni siquiera tienen fuerzas para pedir justicia”.