Oviedo falla a su cita con el Martes de Campo, a pesar de que la festividad local vive esta vez su peor edición en cuanto a lo meteorológico que se recuerda en muchos años. El frío y la lluvia caída de manera intermitente desde las doce y media de la mañana no impidieron que las celebraciones organizadas por la Sociedad Protectora de La Balesquida, trasladadas este año a Porlier y la plaza de la Catedral por los preparativos del Día de las Fuerzas Armadas, contasen con una gran participación. Asimismo, otros escenarios clásicos de la celebración , como el Parque de Invierno o el Pura Tomás, fueron esta vez refugio para unos pocos incondicionales, para los que todo refugio era bueno.

Tanto la carpa de la plaza Porlier como el puesto habilitado por la Cofradía junto a la capilla de La Balesquida fueron puntos muy concurridos desde primera hora de la mañana. Las colas para hacerse socios de la Sociedad Protectora y la entrada y salida de fieles al pequeño templo religioso animaron una mañana en la que multitud de niños disfrutaron de los juegos infantiles instalados en la calle Eusebio González Abascal, donde la Policía Local estrenó un dron con el que vigiló desde las alturas la seguridad de los asistentes.

El alcalde, Alfredo Canteli, participó en el clásico brindis de la celebración con representantes de los diferentes grupos municipales y los organizadores de la fiesta. "El año que viene todos los actos volverán al Campo", garantizó el regidor al ser preguntado por el hecho de que el tradicional reparto tuviera que ser trasladado este año al Antiguo por estar el pulmón verde de la ciudad tomado por material y vehículos militares que integran una gran exposición que será inaugurada mañana por la mañana.