El autobús del Real Oviedo salió de hotel Silken Monumental Naranco a las ocho menos cuarto de la noche entre los gritos de ánimo de los aficionados. Los azules llenaron los alrededores de la plaza Pedro Miñor para acompañar a su equipo hasta el campo entre fuertes medidas de seguridad. Los aficionados utilizaron bengalas y animaron cantando al autobús del equipo. Por momentos fue una estampa como si fuese un derbi más y no existiese una pandemia, ya que guardar la distancia de seguridad era muy complicado.