“Tengo cáncer de mama. Soy triple negativo. Me diagnosticaron en noviembre de 2020. Fui a urgencias por un dolor en el pecho y me dijeron ‘el cáncer de mama no duele’. A primeros de diciembre, ya me estaba poniendo la primera sesión de quimio”. Susana Riestra, de 45 años, resume casi de carrerilla su historia con el cáncer. Sonríe mucho y se considera una persona positiva. Se pone metas y no para. A día de hoy, tras dos años de tratamientos, se ha propuesto recuperar la movilidad de su brazo derecho, afectado por la mastectomía. Se estrena en una actividad novedosa en Asturias: el yoga oncológico. Tumbada sobre el mat –la esterilla de yoga– inicia la clase con unas respiraciones para tomar conciencia de su cuerpo. Es su primer contacto con la disciplina. Le ha costado mucho llegar hasta aquí.
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