El futuro de un valioso patrimonio de Villaviciosa: la cultura del azabache será Bien de Interés Inmaterial

Cultura inicia un proceso administrativo que durará dos años con el fin de proteger "el oro negro asturiano" de Les Mariñes de Villaviciosa

Muestra de la asociación en el local de Unión Azabachera.   Alicia García

Muestra de la asociación en el local de Unión Azabachera. Alicia García / L. LandázuriL. Landázuri

Luz verde para que la cultura azabachera sea declarada Bien de Interés Cultural de carácter inmaterial. Así lo recoge el BOPA en una resolución por la que se abre el expediente que permitirá proteger un patrimonio clave en la historia de Asturias y de relevante calado cultural y social.

La Consejería de Cultura, Política Llingüística y Turismo ha iniciado un proceso que se prolongará durante dos años y que buscará informes de la Academia de la Historia, la Universidad de Oviedo y el Real Instituto de Estudios Asturianos (Ridea). Tras estos pasos, el pleno del Consejo de Patrimonio se encargará de aprobar definitivamente la protección patrimonial, siempre que los dictámenes sean favorables.

Andrea Menéndez, arqueóloga dedicada desde hace 20 años a estudiar todo lo que rodea al azabache, señala a la asociación de patrimonio industrial Incuna como la impulsora de la candidatura. Proyecto en el que participó el pasado año como coordinadora científica y que estaba encaminado a poner en valor la cultura azabachera. "De ahí surge que ahora estemos hablando de la posibilidad de que el azabache sea declarado BIC", apunta.

Conseguir tal denominación podría contribuir a aliviar a un sector aminorado en número de profesionales dedicados a su manejo. "La cultura azabachera lleva décadas en grave riesgo de desaparición y este paso es fundamental para fomentar el reconocimiento de un mineral relevante en Asturias y en otros muchos lugares de Europa", recalca Menéndez.

La estrecha vinculación de la cultura azabachera con el Camino de Santiago desde el medievo explicaría que el mineral estuviera presente por todo el continente. Algo a lo que también contribuyó la ruta jacobea, al impulsar el desarrollo de la artesanía y la talla.

Piezas tradicionales como las ciguas, vendidas principalmente en el mercado asturiano y compostelano; o piezas de joyería constituyen el grueso de la producción que se comercializa. Un proceso artesanal que apuesta por adaptarse a los nuevos tiempos, ofreciendo variedad más allá de los demandados amuletos de protección.

De la mano de la tradición, el azabache engancha desde muchas perspectivas. Así lo asevera la arqueóloga, cuya tesis toma como epicentro al oro negro asturiano. "Está presente en tantos lugares que podemos establecer multitud de conexiones culturales y es algo muy interesante", confiesa Menéndez.

Turquía, Portugal, Crimea, Rusia o Alemania son algunos de los países de donde también se ha extraído una materia prima empleada desde la prehistoria y que ahora podría estar más protegida.

En Asturias, uno de los principales problemas para hacer viable su uso está relacionado con el origen de la materia prima. "Hace casi un siglo que no hay minas abiertas aquí. Por ello, la problemática no gira en torno a que la gente se sume a trabajar con el azabache sino con qué materia prima se puede trabajar. La que se puede obtener de forma legal mediante compra viene de fuera porque aquí no hay una abastecimiento legal de este mineral", indica la arqueóloga.

La existencia de un yacimiento de azabache de gran calidad en Asturias permitió, ya desde épocas remotas, su explotación minera y su aprovechamiento artesanal, surgiendo así una cultura basada en las cualidades de este singular mineral.

Esta trayectoria histórica y artística se concentra en un área geográfica determinada, Les Mariñes de Villaviciosa y sus alrededores, donde se mantuvo la tradición minera hasta hace tan solo un par de décadas y en la que se localiza el mayor número de artesanos que aún siguen vinculados al azabache.

"Tenemos que proteger un patrimonio, clave, que lleva unido a los asturianos desde siempre. Que sea declarado BIC es el paso que quedaba por dar", concluye Menéndez.

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