Aventura

De Mallorca a China sobre ruedas: 29.000 kilómetros en 10 meses

Una pareja mallorquina lleva casi un año recorriendo el continente asiático en su furgoneta

La pareja en el Mont Ararat (Turquía).

La pareja en el Mont Ararat (Turquía). / / EP

Marc Ferrà

Entre Pekín Mallorca hay casi 9.000 km en línea recta, en avión se tarda menos de un día haciendo varias escalas, pero a Marc Galmés y Carme Bonnin les ha llevado más de medio año de carretera y muchos más kilómetros. Aunque su objetivo era cruzar medio mundo en furgoneta y llegar hasta el gran país asiático, explican que “solo ha sido una excusa para conocer y descubrir parte del continente”. Este viaje les ha llevado por carreteras remotas de países como Turquía, Irán, Pakistán, Nepal e India y a cruzar más de una decena de fronteras. Una ruta que no solo les ha permitido recorrer paisajes insólitos y alejados del turismo, también conocer a centenares de personas que les han acompañado todo el camino. Durante todos estos meses, su Instagram (@sumant_km) ha sido la ventana que les ha permitido compartir todo lo que han vivido. 

En el Everest

En el Everest / / EP

Su furgoneta, de unos seis metros cuadrados, se ha convertido en su casa portátil y compañero de viaje. Actualmente se encuentran en Kirguistán, llevan diez meses de viaje y 29.000 km de carretera, algunas desérticas, otras heladas o llenas de barro. Una mezcla de paisajes que no les ha dejado de sorprender, también ha sido todo un reto para su vehículo, ya que los problemas mecánicos también ha sido parte de la aventura. “Hace ocho años que tenía esta idea de llegar hasta China, se convirtió en una obsesión”, relata Marc, que añade: “cuando conocí a Carme nos compramos una furgoneta y le explique mi propósito”. La respuesta de Carme fue: “¿Cuándo salimos?”, y a partir de ese momento empezaron a preparar todo el viaje durante dos años antes de poner rumbo a Asia. Ambos se pidieron una excedencia, Marc trabaja de ingeniero de telecomunicaciones y Carme de psicóloga, para poder dejar Mallorca y tomar la carretera. 

Controles en Tibet

Uno de los puntos más remotos que han visitado y que más les ha sorprendido ha sido el Tíbet. “Es una zona muy sensible, no puedes entrar solo, lo tienes que hacer con un grupo de coches y acompañado de un guía y pedir muchos permisos. Además, hay un fuerte control policial, se nota mucho la diferencia cuando están en el Tíbet y en otras regiones de China”, explica Carme. “También controlan que no preguntes, hables o grabes de más”, relata. Esta región a 5.000 metros de altitud fue conquistada por China hace más de 70 años. Actualmente, sufre una importante represión, lamenta Marc, “muchos monjes tibetanos han tenido que abandonar el país y la represión es muy fuerte por parte de las autoridades chinas, todo con la intención de ejercer su control y que lo que sucede allí no salga del país”. 

En Pakistán

En Pakistán / / EP

Las largas horas de carretera las amenizan con muchos pódcasts, música, sobre todo en catalán o del país que visitan. Una de las cosas más especiales de viajar en furgoneta es que no dependen de hoteles y pueden dormir en lugares inhóspitos, también explican que muchas veces recorren centenares de kilómetros sin encontrar ninguna población. Tras acceder al continente asiático por Turquía, cruzaron la frontera con Irán. Este país ha sido otro de los grandes descubrimientos del viaje: “Como mucha gente teníamos algunos prejuicios por todo lo que se dice de Irán, pero tras informarnos, vimos que era viable cruzar el país y creo que es uno de los lugares más increíbles que hemos visitado”, explica Marc. 

En casas de familias iranís

“Lo mejor del país es la gente, es una población increíble, estuvimos casi quince días durmiendo de casa en casa de familias que nos invitaban a pasar la noche y solo pagamos una vez gasolina, ya que los camioneros iranís nos invitaban a repostar”, recuerdan. También lamentan la poca libertad de la que gozan los iranís, “la población va con mucho cuidado de hablar de política, pero a veces no hace falta que digan nada para verlo”, recuerda Carme. Una de las anécdotas que revive es cuando se quedó con un grupo de mujeres en su casa y la abuela le empezó a mostrar las fotos de su boda, “se la veía con una falda corta y tirantes, no como ahora que vestía el hijab todo el día”. Explica que sin que ella dijera nada entendió la frustración que vive por la obligación de las autoridades de que todas las mujeres lleven velo. 

En Irán

En Irán / / EP

Marc y Carme ya han empezado el camino de regreso, aunque no van a volver de golpe, explican. No tienen prisa por poner fin a su aventura y el objetivo es estar todavía varios meses recorriendo Kirguistán, Kazajistán, Uzbekistán, Rusia y Georgia, antes de volver al continente europeo para coger el 'ferry' en Barcelona que los devolverá a Mallorca. Explican que lo que más echan de menos es estar tranquilos en casa, además quieren abrir una página web para explicar todo lo que han hecho, con consejos y contactos, para ayudar a todas las personas que quieran hacer esta ruta o conocer alguno de los países que han visitado. También explican que ya están pensando en como va a ser la próxima aventura, aunque de momento se centran en terminar esta media vuelta al mundo. 

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