Contra todo pronóstico, cuando ya nadie confiaba en su capacidad reproductiva y se habían abandonado todas las esperanzas de que «Tola» tuviera crías, la osa ha sorprendido a todos los expertos pariendo a una cría que murió poco después de nacer en el cercado de Santo Adriano, previsiblemente aplastada por ella misma. Según los responsables de la Fundación Oso Asturias (FOA) -la entidad que se encarga del cuidado de «Paca» y «Tola»-, nadie sabía que estaba preñada y ni siquiera había dado muestras de un comportamiento anormal en los últimos días. Pero ayer por la mañana, cuando sus cuidadores acudieron a trabajar, se encontraron con el cadáver de un osezno recién nacido en el encame de paja en el que había dormido la osa la noche anterior. La cría pesaba 330 gramos y supuestamente murió al ser aplastada por su madre o por su hermana «Paca», que también pasó la noche en el mismo lugar, según señalaron fuentes ligadas a la FOA. Al cierre de esta edición, «Tola» se encontraba aislada en la cuadra del cercado, sometida a un estrecho control y con los cuidadores cruzando los dedos, dado que las osas pueden parir entre uno y tres oseznos en la misma camada.

«Tola», de 23 años, había sido calificada como una osa «geriátrica», a pesar de que esta especie tiene capacidad reproductora hasta su muerte. Ella y su hermana «Paca» estuvieron sometidas a un plan de cría que comenzó en la primavera de 2008 con la llegada del macho «Furaco» y que se desechó en 2011 después de tres campañas consecutivas sin éxito y de que los técnicos considerasen improbable que la osa -la única de las dos que se mostró receptiva a «Furaco»- se quedase preñada. La noticia de ayer cogió a todo el mundo por sorpresa. «No teníamos ni idea. Normalmente, las osas gestantes tienen tendencia a hibernar, a guardarse y encamar, pero no mostró ninguno de esos síntomas. La pena es que la cría haya muerto, seguro que se le sentó encima y la aplastó», señaló Carlos Zapico, presidente de la Fundación Oso Asturias.

Zapico sostiene que la última vez que «Tola» y «Furaco» estuvieron juntos fue en el mes de julio, aunque asegura que «no se vieron montas ni acercamientos». Evidentemente tuvo que haberlos, pero la osa -que pertenece a una especie con un período de gestación que dura sólo dos meses- mantuvo el óvulo fecundado latente en su interior hasta noviembre. «Su reproducción es así, no entran en gestación en el momento de la monta, mantienen el óvulo hasta el otoño y en ese momento su cuerpo hace una especie de chequeo para comprobar si el animal está o no preparado para tener la cría. Si el organismo tiene grasas suficientes para aguantar sigue adelante el embarazo y en caso contrario el animal desecha el óvulo», explicó Carlos Zapico.

La única que no se llevó una sorpresa ayer fue Coral Mateo, la veterinaria que lleva desde el pasado mes de agosto suministrándole a «Tola» un tratamiento homeopático para combatir «unos problemas de columna que también le afectan la cadera», explicó Mateo. Según asegura, «la osa está cada vez mejor y el tratamiento le ha servido para estabilizar todo su cuerpo, no sólo las lesiones, por lo que es normal que ahora tenga más posibilidades de quedarse preñada». Coral Mateo mantiene, además, que «hace unas cuatro semanas» el animal «tuvo una pérdida que no se analizó y que se tiró directamente sin comprobar de qué se trataba». La veterinaria asegura que era «una masa mucosa y sanguinolenta» que podría haber sido «un aborto». Según su criterio profesional, si esa pérdida se hubiese analizado, «a lo mejor alguien se habría dado cuenta de que era un aborto y se hubieran podido tomar medidas, como, por ejemplo, no dejarle dormir con la hermana», subrayó.

Por otro lado, Coral Mateo está convencida de que los cambios que se llevaron a cabo en la dieta de los animales también contribuyeron a fortalecerlos y a preparar su cuerpo para la reproducción. «Antes estaba comiendo a base de pan y magdalenas, pero cuando llegamos nosotros comenzamos a darle proteínas animales, truchas, carnes, frutos rojos... Se puso más fuerte y recuperó su estado físico», explicó la veterinaria.

Para Guillermo Palomero, presidente de la Fundación Oso Pardo, la muerte del esbardo «ha sido una auténtica pena». En su opinión, el parto de «Tola» ha sido una demostración de que «la naturaleza y los osos pueden sorprendernos y hacernos aprender algo nuevo cada día que pasa», aunque «la pena es que no lo podamos celebrar». Roberto Hartasánchez, presidente del Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (FAPAS), también se mostró «apenado» por la suerte que corrió la cría de «Tola», aunque reconoce que «estas cosas suelen pasar cuando se trata de madres primerizas». Javier Naves, biólogo asturiano experto en osos, cree que es prudente y necesario «realizar cuanto antes una necropsia» para saber las causas exactas de la muerte del osezno y no tiene muchas esperanzas de que «Tola» pueda tener otra cría. «Puede ser, pero normalmente los partos suelen ser continuados», explicó a última hora de ayer.

Uno de los que recibieron la noticia como un jarro de agua fría fue Roberto García, el cuidador que se ha pasado 17 años al lado de las osas «Paca» y «Tola» y que ahora se encuentra en su casa afectado por el ERE que planea sobre la Fundación Oso Asturias. «Al principio me puse en lo peor, comenzó a sonarme el teléfono sin parar y pensé que la osa había muerto. Me da mucha pena por el animal, porque para mí son como si fueran mis hijas», explicó García. El cuidador asegura que lleva tiempo «triste, muy triste» por la situación laboral en la que se encuentra, aunque «lo de hoy (por ayer) ha servido para que esa tristeza sea aún más profunda».