¡¡Ah?., el amor?, el amor?.!! ¡Cuántos quebraderos de cabeza nos produce esa especie de intoxicación deliciosa que adormece miedos, elimina dificultades, y motiva, sobre todo al principio, que sólo perciban los aspectos positivos de la pareja! Y es que la unión con otra persona es la necesidad más profunda que sentimos los seres humanos. Y tan divina es esa sensación, que casi todos la perseguimos incesantemente por placer y la buscamos para darle significado a nuestra vida diaria. De hecho, a lo largo de la Historia, en todas las culturas, hombres y mujeres han luchado sin cesar por amar y ser amados.

Por todo eso, resulta curioso que nos plantee tantos problemas. Pues si estamos hablando de la cosa más bella y agradable del mundo ¿por qué se convertirá en lo que produce tantos disgustos, tormentos y conflictos? Quizás, porque, como dicen los expertos, esperamos milagros afectivos y además de querernos, tenemos que desearnos sexualmente. Y ya se sabe que la ceguera de la pasión se cura en un abrir y cerrar de ojos y después?

Hace unos meses, unos científicos de la Universidad de Pisa decían que el deseo amoroso desaparece a los dos años, por los cambios biológicos experimentados en el cuerpo de los amantes, dejando luego, con mucha suerte, una profunda amistad y, sin ella, un montón de rencores. Ahora bien, para lograr lo primero, es necesario coincidir en tres pilares fundamentales: pasión, intimidad y compromiso. Si este cóctel funciona -según los expertos-, los que beban ese delicioso néctar van a poder disfrutar de un intenso amor que perdurará hasta el fin de sus días. ¿Y para los que no gozan de esa dicha? ¡¡¡Buaff!!!... Pues,? ya sabemos lo que puede llegar a ocurrir?. Por cierto, ¿habían oído hablar de la adicción al amor? ¿Qué no? Pues verán. Hace unos meses, la Fundación Instituto Spiral y expertos de la Universidad de Oviedo llevaron a cabo un estudio sobre el tema y llegaron a la conclusión que el 10% de la población presenta dependencia afectiva o emocional. O sea que, según ellos, es una adicción romántica en la que uno se dirige al otro con la intención de llenar un vacío, convirtiendo la relación en el centro de su vida. Y le complica la existencia más allá de la muerte.

Por todo ello, señoras, señores, señoritas y señoritos, ¡ojo con los asuntillos del amor!, porque tienen sus riesgos.