Oviedo, E. G.

Israel López Fuertes nació en Oviedo en 1977. Cursó Dirección y Administración de Empresas en la Universidad asturiana y se licenció en la St. Louis University, en Missouri. En realidad, este joven ovetense no ha dejado desde entonces de formarse. Toda su carrera profesional se ha desarrollado hasta la fecha fuera de España, los últimos cuatro años en la Cámara española de Comercio en Australia, en Sydney, donde ejerce de secretario general.

Allí trabaja duro. «En una jornada laboral normal, y yo no tengo muchas, entro a las ocho de la mañana y salgo a las siete de la tarde. En medio, sólo un pequeño descanso de poco más de media hora para comer». A los australianos les gusta la jornada continua. A media mañana hay cinco minutos para el café. Y punto. Nada de pérdidas de tiempo.

La Cámara de Comercio de España en Australia cuenta con una pequeña plantilla de siete personas, más un representante en Brisbane y otro en Melbourne. El problema es la enorme diferencia horaria entre Australia y España. «Son 10 horas, muchas veces no nos queda otro remedio que quedarnos más allá de las siete de la tarde para poder contactar telefónicamente con España». Las nueve de la mañana, hora española, son las siete de la tarde, hora australiana.

La función fundamental de la Cámara es asistir a las empresas españolas a la hora de exportar e invertir en Australia y viceversa. «Por mi parte, dirijo al equipo de la Cámara, coordino el trabajo diario, establezco relaciones con instituciones y empresas, desarrollo un plan anual de actividades y hago viajes de representación a otras ciudades australianas».

Estamos en época de globalización, la tecnología nos sitúa cerca de todo y de todos, pero aun así hay que convenir que Australia sigue estando muy, muy lejos. Un país al que perfilamos siempre con clichés. Quizás ellos hagan lo mismo con nosotros. Asegura Israel que «si me dicen hace 12 años que iba a acabar estudiando en Estados Unidos o trabajando en Australia no me lo hubiese creído. Para mí, Asturias era y tenía todo lo que necesitaba. Recuerdo a los 17 años cuando, antes de acabar el COU, mis padres me dijeron que si quería ir a estudiar a Madrid; yo les conteste rápidamente que a mí no se me había perdido nada en Madrid. Pero todo eso se acabó dos años después cuando mis padres decidieron enviarme un par de meses a Filadelfia a visitar a un amigo para que pensase qué quería hacer. Este viaje cambió por completo mi vida».

Israel López se dio cuenta de que en el mundo «había muchas más cosas que conocer» y que Oviedo era una ciudad «en la que tenía familia, amigos, naturaleza y fabada», pero que no le iba a generar «las oportunidades para el futuro que yo buscaba».

Desde la larga distancia, el ejecutivo ovetense coincide con sus compañeros emigrantes de una generación muy preparada y a la que no le duelen prendas a la hora de coger las maletas, en una imagen de Asturias entre luces y sombras. «Yo creo que en mi tierra no se vive mal, pero obviamente quedan muchas cosas por hacer. Si la compararnos con otras comunidades autónomas españolas, estamos por detrás, pero no porque no tengamos el potencial, sino porque no se han hecho las cosas bien. Nuestro futuro fuera de Asturias tal vez no es perfecto, pero desde luego sí mejor que el que se nos planteaba en la región».

Israel recuerda con resquemor su regreso a Oviedo en 2002 después de su aventura americana. «Fueron meses de depresión intentando buscar trabajo que no aparecía; para qué formarse, tener un buen inglés y experiencia profesional en el extranjero si era imposible encontrar nada razonable. Éste fue el detonante que me hizo irme». Asegura que «en Asturias hace falta potenciar el empresariado, tiene que haber una mayor presencia de productos, servicios y empresas asturianas en el extranjero». Añade que hay que aprovechar el tirón de Fernando Alonso para darnos a conocer en el mundo para atraer turismo e inversión. Si la gente no nos puede señalar en un mapa, difícil será que mejoremos».

Más información del «Reencuentro en la patria querida» en www.rpq.es