Oviedo, Luján PALACIOS

El pueblo de Oceño, en Peñamellera Alta, es el principal «punto negro» en la conservación de los buitres asturianos. La Coordinadora Ornitolóxica d'Asturies ha denunciado la presencia frecuente de venenos en esta parte del concejo, que aspira a entrar dentro del Parque Nacional de los Picos de Europa.

El veneno ha resultado mortal para la especie en varias ocasiones, y la coordinadora comienza a preocuparse seriamente debido al hecho de que esta situación se haya reiterado. Oceño -Peñamellera Alta en su conjunto- no se encuentra dentro de la zona de acción de los lobos, que son los animales contra los que los ganaderos suelen colocar estos cebos mortales, según razona Adrián Vigil, presidente del colectivo.

Las últimas muertes de buitres registradas en esta zona se dieron hace un año. Dos buitres leonados aparecieron muertos en sus nidos: en un caso se trataba de un pollo, y en el otro, de un ejemplar adulto. Los ecologistas subrayaron además que en aquel momento, y debido a la densa niebla y las dificultades de acceso, sólo habían podido registrar media docena de nidos, por lo que sospechan que la mortandad pudo haber sido ser más alta.

La localidad de Oceño se ha consolidado en los últimos años como el hogar de la mayor colonia de buitres de Asturias, con 20 parejas al año. La coordinadora teme que el uso de venenos en esta zona de montaña acabe mermando al grupo, porque nunca hasta ahora se había observado mortandad en los nidos de esta parte de los Picos de Europa.

Por ello, el colectivo dirigió el mes pasado una carta a la Consejería de Medio Ambiente y a la dirección del parque nacional de Picos de Europa en la que señala la urgencia de intensificar la vigilancia, elaborar análisis de los tipos de veneno utilizados y endurecer los castigos para los envenenadores. La coordinadora denuncia que en algunos casos ni siquiera se analizan las aves muertas «ni se facilitan las necropsias a los agentes de la autoridad y la fiscalía», con lo que «el envenenador no se ve acosado y repite su hazaña».

El grupo ecologista advierte de la necesidad de evitar que el veneno mate a los buitres, una especie catalogada como de interés especial, y que cause daños a otras especies que también anidan en los Picos.

Tal es el caso del último envenenamiento conocido, que tuvo lugar hace un mes también en Oceño, aunque en esta ocasión la víctima fue un águila real. El ave enferma fue recogida por un montañero, que la entregó a la Guardia Civil de Cangas de Onís. La Coordinadora para el Estudio y la Protección de las Especies Marinas (Cepesma) se encargó de su cuidado, antes de ser devuelta a su hábitat natural en Oceño.

El Cepesma también liberó ayer mismo a otro ejemplar de buitre que había sido hallado en Teverga afectado por una intoxicación, producida probablemente por algún veneno.

El uso de sustancias tóxicas de manera preventiva para evitar los ataques del lobo a los rebaños de ganado se ha convertido en el peor enemigo de otras especies que comen carroña o directamente los cebos envenenados. Una situación que, según la Coordinadora Ornotolóxica, puede ocasionar muchas más muertes de aves.