Oviedo, Idoya RONZÓN

Un estudio elaborado por el grupo de expertos en violencia doméstica y de género del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) refleja que los hombres que matan a sus parejas o ex parejas cumplen una media de catorce años de cárcel y pagan indemnizaciones por más de 200.000 euros. El informe fue elaborado a partir de las 35 sentencias dictadas en 2007 por tribunales del jurado y audiencias provinciales de todo el país -también de Asturias-, competentes para juzgar asesinatos y homicidios consumados.

En la gran mayoría de los crímenes no existen denuncias previas por parte de las víctimas, únicamente en el 26 por ciento de los casos, lo que supone nueve de las 35 sentencias. Sólo en tres casos -un nueve por ciento- se habían adoptado medidas cautelares previas, como órdenes de alejamiento.

La relación más habitual entre víctima y agresor es de convivencia de hecho -en el 57 por ciento de los supuestos-, seguida del vínculo matrimonial -40 por ciento- o de noviazgo. El análisis de las sentencias que incluye el estudio concluye que la inmensa mayoría de las mujeres asesinadas por sus parejas o ex parejas no percibió con anterioridad el riesgo al que estaban sometidas o, si lo hicieron, no lo denunciaron. Casi todos los crímenes se produjeron en el domicilio que compartían víctima y agresor, o en el de uno de ambos. En cuanto a la nacionalidad, en el 66 por ciento de los casos el agresor es español, al igual que las víctimas (65 por ciento).

Las franjas de edad varían entre víctimas y agresores. Lo más habitual es que estos últimos se muevan entre los 31 y los 45 años. En las víctimas predomina el arco que abarca desde los 18 a los 30. El estudio alerta de la «cada vez más baja edad» de las víctimas mortales, algo de lo que ya advirtió recientemente -aunque remitiéndose también a las víctimas que lograron sobrevivir- el fiscal delegado de Violencia de Género en Asturias, Gabriel Bernal.

Con respecto a las circunstancias de los crímenes, generalmente se trata de muertes provocadas por un varón de entre 31 y 45 años, que emplea para cometer las agresiones varios mecanismos: armas blancas (cuchillos, navajas...), en el 48,1 por ciento de los casos; golpes, en un 18,5 por ciento; estrangulamiento con las manos, un 7,4 por ciento, y armas de fuego, un 3,7 por ciento.

El informe establece diferencias entre los casos de violencia de género (machista, de un hombre a su pareja o ex pareja) y la doméstica (entre miembros de una misma familia) y concluye que existe una mayor agresividad en los primeros. Así, en éstos, en los casos en los que se emplean armas blancas, la víctima suele recibir más de doce cuchilladas. En los de violencia doméstica no es habitual que sean más de dos. Además, el estudio refleja la «escasa incidencia» de la alteración mental o los efectos del alcohol o las drogas en la ejecución de los hechos, lo que, según el CGPJ, «permite desactivar ciertos mitos instalados en la sociedad» sobre este tema.

Horario nocturno

El análisis de las horas muestra una concentración de los crímenes en horario nocturno, concretamente entre las nueve de la noche y las ocho de la mañana.

Hijos

En seis de cada diez casos, la víctima tiene hijos o hijas.

Separación, factor de riesgo

Según el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), el estudio confirma la apreciación de que la advertencia o comunicación del deseo de separarse por parte de la mujer, o la propia materialización de la ruptura, constituyen un factor específico de riesgo en relación a la reacción brutal del agresor.

Prisión provisional

En casi el 90 por ciento de los casos de violencia machista o doméstica, el juez acuerda el ingreso en prisión provisional del agresor. La duración media de esta medida es de casi dos años.

Indulto

Casi ningún tribunal (del jurado o profesional) se muestra partidario del indulto del agresor.

Sensibilización

El CGPJ insiste en la necesidad de «trabajar en la sensibilización social sobre modelos de relación igualitarios entre hombres y mujeres y en la de dotar a las mujeres de habilidades específicas para detectar comportamientos» agresivos.