Un paseo por los hospitales

Una de las cosas que a la asturiana Conchita García más le marcó fue la poca calidad de la atención médica en Benín. «No hay sábanas, ni gasas, ni colchones. Los enfermos están tirados en el suelo, como animales», narra horrorizada esta blimeína de 75 años. Pero también tuvo buenas noticias: la parroquia de Noreña ha levantado un hospital en Benín con capacidad para seis enfermos internados. «La electricidad va por placas solares y tiene un botiquín muy bueno», comentó.

La dieta de Benín

Arroz, mango, plátano y papaya. Esta es la comida básica de los habitantes de Benín, cuenta Conchita García, que indicó que en el país africano sólo se come dos veces al día. «El agua, la luz y el pan son productos y servicios de lujo», añadió la altruista.

Trabajos desmesurados

La campesina de Blimea cuenta que los desplazamientos en coche de un lugar a otro de Benín son muy duros, pues se ve lo que hay al otro lado de las misiones: mujeres trabajando de leñadoras con sus hijos a sus espaldas y hombres plantando tubérculos rodeados de escorpiones, a 53 grados de temperatura. «En la iglesia, en las súplicas, piden por papel y lápiz, y por aprender a leer y sumar para que sus patronos no les timen a la hora del pago», denuncia García.

Labores de costura

Conchita García ha logrado involucrar a sus conocidas en sus labores caritativas. En el hogar del pensionista de Blimea, la asturiana de 75 años imparte clases de costura, y recauda fondos, junto con sus amigas, para los desfavorecidos.