Mieres del Camino,

C. M. BASTEIRO

Jesús Calleja (León, 1965) es uno de los aventureros más conocido del país. Su cara se hizo popular gracias al programa «Desafío extremo» emitido en Cuatro, en el que el montañero leonés realiza expediciones por todo el mundo y muestra de forma cercana las grandezas y las miserias del alpinismo. Hace cinco años dejó su peluquería y la rutina de su León natal para «vivir la vida que siempre quise vivir». El aventurero ofreció una charla en las jornadas de montaña de Mieres. Llenó el auditorio.

-Ha pisado montes por todo el mundo. ¿Qué le parecen los de Asturias?

-Me he criado entre Asturias y León, y en el pico Urriellu he hecho las escaladas de roca más intensas de mi vida, allí he disfrutado de las vías más bonitas.

-¿Será Asturias el escenario de algún capítulo de «Desafío extremo»?

-Claro que podría ser. Mi próxima aventura será en los Picos de Europa. Lo cierto es que me he centrado un poco más en la parte de León porque soy de allí y porque le debo mucho, ya que estoy donde estoy gracias a la gente que me ha apoyado en León. También tengo como patrocinador al Gobierno de Castilla y León y hay que ser agradecidos con quien te ha ayudado. Sin embargo, aunque procuro hacer los programas allí, también me encanta la parte asturiana y no descarto el pico Urriellu para otra aventura.

-Una de sus expediciones más sonadas fue llevarse a Zapatero a los Picos de Europa. ¿Está en forma el Presidente?

-Pues está muy en forma, nos sorprendió mucho.

-Mejor que la economía...

-(Risas). Bueno, la verdad es que había algún escolta que no le seguía, así que está fuerte. En cuestiones políticas nunca entramos, hay lo que hay y ya está; pero como persona es un tipo fantástico.

-¿Cómo empezó a aficionarse a la montaña?

-Desde pequeñín, con 6 o 7 años. Mis padres iban a pescar y me escapaba siempre a las montañas. Los montes han sido siempre parte de mí. Me aficioné desde crío.

-Ahora exhibe su afición ante las cámaras. ¿Cómo cambió su vida con la llegada a la televisión?

-Lo primero y más importante es que gracias a la tele hago exactamente aquello que siempre soñé hacer. Yo soy absolutamente normal, amigo de mis amigos, y para mí no hay ningún cambio sustancial, aunque obviamente la gente te conoce y todo tiene más repercusión, porque la televisión lo amplifica todo.

-De todas formas, su vida vivió un vuelco, usted era peluquero.

-Somos una familia de peluqueros: mis padres son peluqueros, mis tíos también y yo tuve una peluquería, que era muy conocida en León. Me iba bien, pero yo no valgo para estar trabajando en un sitio estático, no me daba libertad. Tampoco me quiero atar a un hogar, tener quince días de vacaciones ni trabajar ocho horas y tener un horario fijo.

-¿Cómo se hace un programa a seis mil metros de altura?

-Se hace muy difícil, sobre todo porque algo que para mí era muy importante era que no me pusieran un gran equipo técnico. La verdad es que si llevo un equipazo con cámaras iba a perder la esencia de lo que yo quería contar. Para mostrarlo todo de una manera natural y ser yo mismo sólo tenía que llevar un cámara y a mi hermano Quique. No hay más, y eso es lo que hace que las cosas que ocurren ocurran de verdad y así las contemos.

-Para los que no conocen la montaña, el programa «Desafío Himalaya» fue todo un éxito. ¿Cómo fue la experiencia de aventurarse con los «pardillos», como los apoda cariñosamente?

-Eso es un reto. Todo empezó porque recibíamos muchísimos e-mail diciéndonos que querían irse con nosotros a un «Desafío». Entonces decidimos hacer un programa para complacer a la gente que nos sigue y contacta con nosotros.

-Y se fueron al Himalaya.

-Pensamos en hacer un desafío serio, no una chorrada de las que salen de vez en cuando en la televisión. Queríamos hacer una cosa de verdad y cogimos a seis chicos de ciudad que nunca habían ido a la montaña. Todo salió bien, así que repetiremos.

-¿Cuál es la gran aventura de Jesús Calleja?

-Son muchos momentos los que vivimos y muchas expediciones, pero la llegada al Everest fue la que marcó la trayectoria de mi vida. Acababa de pasar un difícil momento personal y al llegar allí experimenté el mejor momento de mi vida. Mientras descendía fui pensando qué podría hacer para poder tener más momentos así, para dedicarme a mi pasión y así nació «Desafío extremo».

-En blogs de montañismo su subida al Everest fue muy criticada porque utilizó oxígeno.

-Hoy en día, con toda la comunicación tan globalizada, todo el mundo quiere opinar y tiene que hacerlo. No puedes caer bien a todo el mundo. De todas formas, sólo el 0,6 por ciento de la gente que ha escalado el Everest lo ha hecho sin oxígeno. Poder llegar arriba sin oxígeno es una cuestión fisiológica, no es decidir si usas o no usas oxígeno. Mi cuerpo no podía, simplemente me moría.

-¿Quiere decir que no quedaba otra alternativa?

-A 8.500 metros si no empleo oxígeno, me muero. Entonces, preferí usarlo que dar la vuelta y quedarme sin la cima del Everest, como el 99,4 por ciento de la gente que hemos escalado esa montaña. Conozco mis límites y yo siempre digo, además, que lo importante en una aventura es poder contarlo.

-¿Qué se siente en una situación límite donde peligra su vida?

-Tú decides voluntariamente someterte a esa vivencia, por lo tanto ya estás disfrutándola. Verte en una situación límite es un disfrute, ya que, mezclado con la adrenalina, el resultado final es una situación excitante. También se activan todos tus sistemas de defensa, por lo que, curiosamente, si una situación es difícil, también es la más segura porque nunca estoy tan concentrado como en ese momento.

-¿Tiene Jesús Calleja algún imposible?

-Hay muchísimas cosas que son imposibles, pero yo nunca utilizo esa palabra. En estos momentos de mi vida estoy haciendo cosas que nunca imaginé que llegaría a hacer. Por ejemplo, me han puesto el reto de correr el rally más duro del mundo, algo que no era mi actividad pero que voy a realizar.