Oviedo, R. L. MURIAS

La joven ecuatoriana residente en Oviedo que bajo el nombre de Belinda Arismendi, una heroína de telenovela, había puesto su virginidad a la venta en internet por 50.000 euros para hacer frente al embargo del piso donde reside con su madre y su hermano, ha retirado el anuncio de la red. Ha sacado su virgo del mercado porque va a recibir el auxilio económico de una congregación católica que prefiere mantenerse en el anonimato y el apoyo de muchas personas que también prefieren esconder su identidad.

La ayuda desinteresada de algunos asturianos conmovidos al leer su dramática historia en LA NUEVA ESPAÑA ha hecho recapacitar a Belinda, que tiene 18 años. Ya no venderá su cuerpo para lograr superar las dificultades económicas por las que pasa su familia, después de que su padre los abandonase a ella, a su madre y a su hermano, dejándoles un piso embargado y una amarga historia familiar.

Belinda Arismendi asegura que ahora se ha dado cuenta de que «hay una esperanza de reunir el dinero sin quedar marcada para siempre, iba a hacer algo que iba en contra de mis principios». Tras conocerse su caso a través de las páginas de este periódico, Belinda asegura que le dolió mucho escuchar comentarios en los que la gente no la comprendía. Se defiende: «Me hirió mucho ver cómo muchas personas me tildaban de todo, porque aparte del drama que estoy viviendo, yo no quiero robarle nada a nadie ni he venido a España a quitar el trabajo a nadie. Quiero seguir estudiando y formándome, y trabajar en lo que sea para poder ayudar a mi madre y a mi hermano».

Belinda añade que antes de decidir poner su virginidad a la venta tocó en muchas puertas para buscar trabajo. «De camarera me pedían experiencia y para cuidar a personas mayores o niños me veían muy joven», confiesa resignada. Ahora, después de haber contado su historia, se siente aliviada y nerviosa. Por una parte, asegura que se ha librado de «un peso que llevaba encima porque llevaba muchos años viviendo en estas circunstancias». Por otra, se confiesa aturdida porque las críticas de los que no la comprenden le hacen daño. Belinda vuelve ahora a sonreír con la esperanza de comenzar una vida mejor. «Voy a hacer manualidades o lo que sea, pero le doy gracias a Dios por haberme encontrado con buena gente en el camino».

Ahora que ya no está en venta, Belinda puede seguir soñando con entregar su virginidad «al que sea el hombre de mi vida».